sábado, 4 de abril de 2015

Seguir a Jesús en grupo: Unos 40 temas para ayudarnos Primera de 2 entregas



ENTRAR  EN  EL  MOVIMIENTO  DE  JESÚS
Reflexión – Espiritualidad - Compromiso


A partir del libro de José A. Pagola:
“Juntos con Jesús” PPC, Madrid, 2014.


 JESÚS,  COMPAÑERO  NUESTRO  DE  CAMINO.



CONTENIDO: Temas para reuniones de grupos afín de seguir a Jesús.
Son 7 etapas y 40 temas
1ª etapa: Reunidos en el nombre de Jesús (8 temas).

                  En una próxima entrega las siguientes etapas
2ª etapa: El camino de Jesús.
3ª etapa: La Buena Noticia sobre Dios.
4ª etapa: Rasgos de Jesús.
5ª etapa: Grandes llamadas de Jesús.
6ª etapa: Llamados a seguir a Jesús.
7ª etapa: Enviados por Jesús resucitado.


Guayaquil, PR. 2015.

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 P R E S E N T A C I Ó N.


¡Bienvenidas y bienvenidos en este caminar
del Movimiento organizado por Jesús hace 2.000 años!


INTRODUCCIÓN

El movimiento de Jesús siempre actual
Más que Iglesias, Jesús vino a emprender un movimiento al servicio de una vida más humana a todos los niveles. Este movimiento logró hacer acontecer lo que el mismo llamó el Reino de Dios. Este proyecto consiste en lograr mejor felicidad mediante nuevas relaciones con uno mismo, con los demás, con la sociedad en general, con la naturaleza y con Dios.

Ampliar la experiencia de las CEBs
               Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) han abierto un nuevo camino para entender y seguir mejor a Jesús. Lo escribieron los obispos latinoamericanos en su reunión de Medellín (Colombia, 1968): “La comunidad cristiana de base es así el primero y fundamental núcleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe, como también del culto que es su expresión. Ella es, pues, célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo” (15,10). Lo confirmaron en su última reunión en Aparecida (Brasil, 2007): “Ellas recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hechos 2, 42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización. Puebla constató que las pequeñas comunidades, sobre todo las comunidades eclesiales de base, permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos” (178).

Propuesta de caminar individual y grupal
               He aquí una propuesta para abrir este camino de Jesús a todas las personas de buena voluntad que quieren mejorar su vida personal y nuestra organización en sociedad. Esta propuesta prevé 2 etapas: primero una reflexión personal, luego un compartir grupal para lograr mejores cambios personales y sociales.



 D E S A R R O L L O.


1.      Inquietud: Abrir nuevos caminos para una vida más humana y una sociedad mejor.
-        La rica experiencia eclesial y social de las CEBs bien puede abrirse a otros espacios humanos y religiosos.
-        Tal vez con esta oportunidad se pueda responder a la búsqueda de muchas personas que entienden que la espiritualidad es una fuerza profunda de cambio personal, social y eclesial.

2.      Motivaciones
-        Abrir el camino de las CEBs a otros espacios
-        La oportunidad que ofrece el nuevo libro de José A. Pagola: “Grupos con Jesús” (Editorial PPC, Madrid, 2014).
-        El mismo José A. Pagola señala que una página web está a nuestra disposición: www.gruposdejesus.com

3.      Destinatarios
-        Las y los que, habiéndose alejado de las Iglesia, no han dejado de seguir las huellas de Jesús para una vida mejor, tanto a nivel personal como al nivel colectivo y social.
-        Las y los que disciernen en Jesús la posibilidad de vivir mejor individual y socialmente.

4.      El camino propuesto
-        Emprender un conocimiento más profundo del proyecto de Jesús.
-        Trabajar esto en 2 espacios: individualmente y en grupo.
-        Tal vez unos se queden en una profundización individual.

5.      Una triple meta
-        Lograr un cambio personal positivo.
-        Emprender acciones individuales y colectivas de cambio social.
-        Aportar una renovación eclesial y/o crear un nuevo espacio eclesial.

6.      Propuesta en 2 tiempos
-        Se trata de unas 40 reflexiones y reuniones semanales en 7 etapas, según el esquema de José A. Pagola.
-        Primer tiempo: una reflexión personal de cada tema sobre Jesús (texto evangélico, reflexión personal, profundización del tema, oración, compromisos).
-        Segundo tiempo: un compartir en grupo (experiencia personal, iluminación evangélica, profundización, compromisos individuales y colectivos, oración).

7.      Dinámica semanal tanto individual como grupal
-        Profundizar individualmente el tema (lo que puede hacerse también en pareja o en familia) según el esquema siguiente: lectura del texto evangélico propuesto, reflexión sobre las preguntas y los comentarios, propuestas de cambios y compromisos, oración.
-        Compartir en un grupo de amistades según el método ‘ver’, o sea escuchar las experiencias personales, ‘juzgar’ o sea iluminar con el texto evangélico, su comprensión, los comentarios), ‘actuar’ o sea poner compromisos individuales y colectivos (es decir del grupo o con otro espacio) y ‘celebrar’, o sea tomar un momento de oración-celebración.

8.      Método
-        Se trata de buscar y construir una vida más humana para uno mismo y para todos.
-        En el grupo habría que evitar las discusiones para insistir en la escucha mutua, el diálogo abierto y la fraternidad entre todos.
-        Se necesita un animador que ayude al buen desarrollo de la reunión y de un secretario que anote los compromisos acordados para hacer acuerdo en la siguiente reunión. Pueden cambiar a cada etapa.
-        Si hay sacerdotes y religiosas en los grupos, estas y estos son unos más del grupo.
-        Las reuniones se hacen por turno en las casas de los participantes.

9.      Aportes de este servidor
-        Ofrecer cada mes la elaboración de los 4 o 5 temas semanales a partir del libro de José A. Pagola.
-        Recibir comunicaciones para aclarar y fortalecer este proceso.
-        Los comentarios en cada tema son copiados tales cuales.

La ‘pelota’ está ya en el campo de ustedes. Seamos creativos.
¿Quién o quiénes van a tomar la iniciativa de estas reuniones semanales?

¡Dios nos bendiga, Jesús nos acompañe, su Espíritu nos ilumine y los pobres sean nuestros guías!



  etapa :  REUNIDOS  EN  EL  NOMBRE  DE  JESÚS.


 A L G U N A S   I N D I C A C I O N E S.


PUESTA EN MARCHA DEL GRUPO
1.      Se trata de un proceso abierto
-        Es ante todo la iniciativa de las y los laicos.
-        Esta propuesta es para gente que busca hacer algo bonito de su vida.
-        Nadie es más que los demás, porque todos tenemos algunos talentos que poner al servicio de los demás.
-        No se trata que las personas tengan una preparación especial, ni que sea ‘practicante’, ni exclusivamente católico.
-        Este proceso es abierto a todo aquel que tiene el deseo de profundizar el sentido de su vida a la luz de Jesús y de reunirse entre varios, en la amistad, el respeto y el compartir.
2.      Con un encuentro previo
Bien se puede hacer un encuentro entre los interesados:
-        Para conocerse, fraternizar, compartir anhelos,
-        Para confirmar los objetivos y la organización,
-        Para fijar la frecuencia de las reuniones (semanalmente puede ser lo mejor), las casas donde se acoge por turno, el día y la hora.
Si no se hace un encuentro previo, estas dinámicas se realizan al comienzo de la reunión sobre el 1° tema.

RECODEMOS LOS 2 MOMENTOS DE ESTE PROCESO
1° MOMENTO: Cada uno prepara el tema personalmente o/y en familia.
2° MOMENTO: La reunión propiamente dicha.
-        Se ha indicado la casa, el día y la hora. Se busca ser puntuales.
-        La duración de la reunión no debería ser más de 2 horas máximo.

ANTES DE COMENZAR LA REFLEXIÓN DEL TEMA 1
-        Se acomoda el lugar para que formemos un círculo.
-        En la mesa está algún signo o símbolo bonito.
-        Nos acogemos calurosamente los unos a los otros.
-        Cada uno se va presentando diciendo sus anhelos.
-        Se confirma los objetivos, la realización del proceso y la dinámica de cada reunión.
-        Se elige un animador y un secretario.
-        Se utiliza la Biblia que se tiene. Si se va a comprar una, bien puede ser la llamada Biblia Latinoamericana.



 Tema  1 :  “ ¡ ÁNIMO !  SOY  YO.  NO  TEMAN ”.


Motivación inicial
               Al decidir entrar en este proceso, nos sentimos llamados a aportar nuestra parte para vivir mejor personal y colectivamente, material y espiritualmente. Se trata de una búsqueda personal, de un cuestionamiento por sentido de la vida y la sociedad, de una inconformidad con tanta injusticia y atropellos, de una inquietud espiritual…
               En esta reunión vamos a replantearnos el sentido de nuestra fe más allá de las dificultades; vamos a sentir la cercanía de Jesús y la fraternidad del grupo; vamos a entender su llamada y su apoya fraterno.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Tomo conciencia de cómo me siento al comenzar este proceso.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Mateo 14,24-33: Pedro es rescatado por Jesús caminando sobre aguas turbulentas.
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        Situemos la barca: ¿Con qué rasgos la sitúa Jesús? ¿De qué manera te recuerda esta barca de los discípulos a la Iglesia actual?
-        El miedo de los discípulos: ¿Por qué se turban y gritan “es un fantasma”? ¿Hemos pensado alguna vez que la fe puede ser un engaño?
-        Las 3 palabras de Jesús: ¿Cuáles son? ¿Podemos comentar cada una de ellas? ¿Has experimentado alguna vez Jesús infundiéndote ánimo o librándote de algún miedo o angustia?
-        La fe vacilante de Pedro: ¿Por qué empieza hundirse Pedro? ¿Qué grita Pedro? ¿Has hablado o gritado alguna vez con Jesús sin saber si te estaba escuchando? ¿Será la fe caminar en medio de la tempestad apoyándose sólo en la palabra de Jesús?
-        La reacción de Jesús: ¿Qué hace y dice Jesús al llamado de Pedro? ¿Es Jesús para mí una “mano tendida” que me agarra en momentos de crisis?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Crecer en medio de la crisis.
               Eran tiempos difíciles para la joven comunidad en la que Mateo escribía su evangelio. Se había enfriado el entusiasmo de los primeros tiempos. Los conflictos y tensiones con los judíos eran fuertes. ¿Se hundirá la fe de aquellos creyentes? Lo primero que necesitaban era descubrir la presencia de Jesús en medio de la crisis.
Recogiendo un relato que encontró en Marcos y algunos recuerdos que se conservaban entre los cristianos sobre una tempestad a la que tuvieron que enfrentarse en alguna ocasión los discípulos de Jesús en el mar de Galilea, Mateo escribió una bella catequesis de Jesús sobre un objetivo muy concreto: ayudar a los seguidores de Jesús a reafirmarse en su fe sin dejarse hundir por las dificultades. Lo hizo con tal fuerza que todavía hoy nos puede reavivar por dentro.
Los discípulos están solos. Esta vez no los acompaña Jesús. Se ha quedado a solas en un monte cercano, hablando con su Padre en el silencio de la noche. Mateo describe con rasgos certeros la situación: los discípulos se encuentran solos, “muy lejos de la orilla”, en medio de la inseguridad del mar; la barca está “sacudida por las olas”, desbordada por fuerzas adversas; “el viento es contrario; todo se vuelve en contra. Además se ha hecho de noche y la oscuridad lo envuelve todo.
Los cristianos que escuchan este relato lo entienden en seguida. Conocen el lenguaje de los salmos y saben y saben que “las aguas profundas”, “la tempestad”, “las tinieblas de la noche”… son símbolos de inseguridad, angustia e incertidumbre. ¿No es la situación de aquellas comunidades, amenazadas desde fuera por el rechazo y la hostilidad,, y tentadas desde dentro por el miedo y la poca fe? ¿No es esta nuestra situación?
Entre las 3 y las  de la mañana se les acerca Jesús, andando sobre las aguas. Nunca ha dejado de pensar en ellos. Pero los discípulos no son capaces de reconocerlo en medio de la tempestad y las tinieblas. Jesús les parece “un fantasma”, algo no real, una ilusión falsa… Los miedos en la comunidad cristiana son uno de los mayores obstáculos para reconocer a Jesús y seguirlo con fe como “Hijo de Dios” que nos acompaña y nos salva en las crisis.
Jesús les dice las 3 palabras que necesitan escuchar: “Ánimo. Soy yo. No tengan miedo”. Estas 3 palabras las iremos escuchando más de una vez a lo largo de nuestro recorrido.
-        “’Animo”: Jesús viene a infundirnos ánimo y sembrar esperanza en el mundo.
-        “Soy yo”: No es un fantasma, sino alguien vivo, lleno de fuerza salvadora.
-        “No tengan miedo”: Hemos de confiar y aprender a reconocerlo junto a nosotros en medio de las crisis, peligros y dificultades.
¿No es esto lo que necesitamos escuchar hoy los cristianos?
Animado por las palabras de Jesús, Pedro hace una petición sorprendente: “Señor si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”. No sabe si Jesús es un fantasma o alguien vivo y real, peo quiere vivir la experiencia de caminar hacia él, andando, no sobre tierra firme, sino sobre el agua; no apoyado en la seguridad, sino en la debilidad de la fe. Jesús le dice: “Ven”.
               ¿No es esta la llamada que nos está haciendo Jesús en estos momentos de crisis y desconcierto? En nuestro recorrido nos encontraremos más de una vez con su invitación: “Ven y sígueme”. Así llamaba por los caminos de Galilea y así llama hoy a quien lo quiera escuchar. Pero la llamada a Pedro en medio de la tempestad encierra algo más: “Ven a mi encuentro caminando sobre las aguas, aunque no acierte reconocerme en medio de la tempestad, aunque estés lleno de dudas en medio de la noche”.
               Pedro dejó la barca y “se puso a caminar sobre las aguas yendo hacia Jesús”. Esto es esencialmente la fe cristiana. “Caminar hacia Jesús”, dar pasos día a día orientando nuestra vida hacia él. “Sobre las aguas”, sino otro apoyo firme que no sea su Palabra. Sostenidos por su presencia misteriosa en nuestra vida. ¿Estamos dispuestos a hacer esta experiencia?
               No es fácil vivir esta fe desnuda. Pedro en concreto “sintió la fuerza del viento, le entró miedo y empezó a hundirse”. Es lo que nos puede pasar en estos momentos: Nos fijamos sólo en la fuerza que tiene el mal, nos entran el miedo y las dudas, y empezamos a hundirnos en la desesperanza, la indiferencia o la increencia. ¿Qué podemos hacer?
               Lo primero, “gritar” a Jesús. Es lo que hace Pedro al empezar a hundirse: “Señor, sálvame”. Invoca a Jesús como “Señor” (Mateo pone intencionalmente esta palabra en sus labios, pues así invocaban a Jesús resucitado las primeras comunidades cristianas). Y sólo pide una cosa: “Sálvame”. Con esto está dicho todo. Este grito salido de lo más íntimo de nuestro corazón puede ser una forma humilde, pero muy real de vivir nuestra fe.
               Jesús, que está atento y pendiente de Pedro, no permanece indiferente a este grito. Según el relato, “le tiende su mano”, “lo agarra” y “le dice: Hombre de poca fe, ¿porque has dudado?” Sin saber cómo ni por qué, Pedro vive algo difícil de explicar a quien no lo ha vivido. Experimenta a Jesús como una “mano tendida”; se deja “agarrar” por él y siente que Jesús lo salva de hundirse. En el fondo de su corazón escucha esta pregunta que puede cambiar su vida: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?” Tal vez es en medio de la crisis y de la noche cuando aprendemos a creer con más verdad en la fuerza salvadora que se encierra en Jesús.
               Pedro y Jesús caminan agarrados en medio de las olas y el viento. Al subir a la barca, la tormenta se calma. Cuando Jesús está en medio del grupo, los discípulos recuperan la paz. Lo han vivido todo de cerca, llenos de miedo y angustia, pero han experimentado su fuerza salvadora. Los mismos que decían antes “es un fantasma” se postran ahora ante Jesús y le dicen muy desde adentro: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”.

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Nos ha pasado algo parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me llamó más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta  el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de Mateo 14,24-33: Pedro es rescatado por Jesús caminando sobre aguas turbulentas.
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        Situemos la barca: ¿De qué manera te recuerda esta barca de los discípulos a la Iglesia actual?
-        El miedo de los discípulos: ¿Hemos pensado alguna vez que la fe puede ser un engaño?
-        Las 3 palabras de Jesús: ¿Has experimentado alguna vez Jesús infundiéndote ánimo o librándote de algún miedo o angustia?
-        La fe vacilante de Pedro: ¿Has hablado o gritado alguna vez con Jesús sin saber si te estaba escuchando? ¿Será la fe caminar en medio de la tempestad y gritar a Jesús que nos ayude?
-        La reacción de Jesús: ¿Es Jesús para mí una “mano tendida” que me agarra en momentos de crisis?

2.      Apoyo del comentario del tema: ‘Creer en medio de la crisis’.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        ¿Cómo me está afectando la crisis religiosa?
-        ¿Dónde puedo sentir la mano tendida de Jesús que me agarra para salir adelante?
-        ¿En qué nos puede ayudar el grupo a reavivar nuestra fe?
-        De ahora en adelante, ¿podré gritar a Jesús mis miedos y angustias y sentirme agarrado por él?
2.      Compromiso colectivo
-        En la sociedad, ¿dónde vemos el miedo al futuro, el desaliento, la falta de esperanza?
-        ¿Cuál es el clima que se respira dentro de la Iglesia?
-        Después de estas reflexiones, ¿qué podemos aportar a la sociedad y a la Iglesia?
-        Con relación a este nuestro grupo, ¿qué espíritu y qué actitudes nos parecen necesarias para aprovechar mejor nuestras reuniones? Resumamos en 3 palabras.

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio.
-        Alguien del grupo dice estas palabras: “Ánimo. Soy yo. No tengan miedo”.
-        Cada una/o puede invocar diciendo: “Si eres tú, Señor, ayúdame a…”.
-        Alguien lee la siguiente oración:
Jesús, nuestra paz, tú nos dices a cada uno:
“¿Por qué inquietarte? Una sola cosa es necesaria:
Un corazón a la escucha para comprender que
Dios te ama y siempre te perdona”. Amén.
-        Repetimos frase por frase:
“Señor, tú sabes que siempre te quise y que te sigo queriendo;/
Tú sabes que te quiero./
A pesar del cansancio y del abandono de tantos días,/
A pesar de mi cabeza vacía dura,  y de mi corazón de piedra,/
Tú sabes que te quiero./
A pesar de mis dudas de fe, de mi vacilante esperanza/
Y de mi amor posesivo, tú sabes que te quiero./

3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

F. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  2 :  “ ¡ ÁNIMO !  LEVÁNTATE.  TE  ESTÁ  LLAMANDO ”.


Motivación inicial
               Tal vez no sean los problemas del momento que nos dificultan el caminar con Jesús, sino la indiferencia y la pasividad. Nunca nos hemos decidido a seguir a Jesús. Con el grupo actual tenemos esta oportunidad: entrar a formar parte de su ‘movimiento’ por el Reino. Jesús pasa nuevamente por nuestra vida: no perdamos esta posibilidad de una vida más plena.

1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
¿Cómo me siento al comenzar esta 2ª reunión?

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Marcos 10,46-52: La curación del ciego de Jericó.
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        Situación de Bartimeo: Mientras los discípulos y la gente caminan con Jesús, el ciego Bartimeo se queda inmóvil y al margen. ¿Qué me dice la figura de esta ciego, mendigando y sentado junto al camino?
-        Actuación del ciego: Se dio cuenta de la cercanía de Jesús y se puso a gritar para que tengan compasión de él. ¿He sentido alguna vez en mi vida la necesidad de gritar para llamar la atención?
-        Reacción de Jesús: Se detiene porque el ciego es importante para él. Los que lo marginaban pasan a ser los portadores del llamado de Jesús al ciego. ¿No necesito escuchar también yo las mismas palabras de Jesús dirigidas al ciego?
-        El diálogo de Jesús con el ciego: Jesús quiere saber la mayor necesidad del ciego y el ciego se la dice. Es la misma fe del ciego que lo va curando de su ceguera. ¿He comunicado mis necesidades a Jesús? ¿He tomado el tiempo de sentir la cercanía de Jesús conmigo?
-        La curación: ¿Qué me parece lo más importante:
. La curación del ciego Bartimeo ocurrida hace 2000 años en Jericó?
. La transformación de Bartimeo en un seguidor de Jesús?
. La llamada que me hace Jesús a convertirme?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Reaccionar ante el paso de Jesús.
               Marcos narra la curación de un ciego Bartimeo en las afuera de Jericó. Lo que más le interesa no es describir con detalle lo sucedido. Con este arte tan propio de los evangelistas, Marcos hace del relato una catequesis extraordinaria para animar a quienes viven “ciegos” a abrir sus ojos, a salir de la indiferencia y a tomar la decisión de seguir a Jesús.
               Por eso el relato nos va a ayudar a conocer un poco cómo era Jesús con los enfermos y necesitados que encontraba en su camino, pero sobre todo nos puede llamar a reaccionar ante su paso por nuestra vida. Sin una decisión personal de seguir a Jesús no nos servirá mucho hacer un recorrido en grupo.
               Jesús sale de Jericó acompañado por sus discípulos y bastante gente. En Jericó comenzaba el último tramo de la subida a Jerusalén. Como es normal, no faltan mendigos, enfermos y gentes desgraciadas pidiendo ayuda a los grupos de peregrinos que pasan por el camino.
Marcos se fija en uno. Se llama Bartimeo. Lo describe intencionalmente con 3 rasgos:
-        Es un mendigo “ciego”: vive en tinieblas; no puede ver el rostro de Jesús; nunca podrá peregrinar a Jerusalén.
-        Está “sentado”: a oscuras no se puede caminar; se pasa el día esperando, inmóvil, la ayuda de los demás; no puede seguir a Jesús.
-        Está “junto al camino”, fuera de la ruta que lleva Jesús; al margen de su camino.
¿No nos reconocemos de alguna manera en este mendigo? Cristianos “ciegos”, de fe apagada, sin ojos para mirar la vida como la mira Jesús. Cristianos “sentados”, instalados en una vida más o menos cómoda, acostumbrados a vivir de manera rutinaria nuestra religión, cansados de nosotros mismos, sin fuerza para seguir a Jesús. Cristianos situados “fuera del camino” de Jesús, sin ponerle a él como meta, horizonte y guía de nuestra vida.
A pesar de su ceguera el ciego “se entera” de que está pasando Jesús. No ve nada pero percibe su paso. Intuye que Jesús le puede curar. No puede dejar pasar la oportunidad y se pone a gritar: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Algunos lo reprenden para que se calle y deje de molestar. Pero él grita todavía más fuerte: “Ten compasión de mí”. Él no puede darse a sí mismo la vista. Necesita a Jesús.
Esta oración humilde, incansable, repetida una y otra vez con fuerza, desde lo más hondo del corazón, va a ser el comienzo de su transformación. Jesús no pasará de largo. ¿Podemos crear en este grupo la misma actitud de Bartimeo ante el paso de Jesús por nuestras vidas?
Al escuchar su grito, Jesús se detiene. Un ciego lo necesita: todo lo demás ya no tiene importancia para él, ni siquiera la peregrinación a la ciudad santa. El ciego no debe estar tan cerca, pues Jesús pide a los que lo acompañan que le llamen. Si caminan con Jesús tendrán que aprender a no sentirse molestos por los gritos de los que sufren, sino a colaborar con él para aliviar su sufrimiento.
Los enviados de Jesús le comunican al ciego la mejor noticia que puede escuchar en estos momentos: “¡Ánimo! Levántate, que te llama”.
-        En primer lugar les infunden “ánimo”, poniendo una esperanza nueva en su vida.
-        Luego le invitan a “levantarse” y acercarse a Jesús.
-        Por último le recuerdan que no está sólo: Jesús lo está llamando.
¿No es esto lo que estamos necesitando escuchar de Jesús? ¿No es esto también lo que muchos hombres y de hoy están necesitan escuchar de los seguidores de Jesús?
               El ciego actúa con prontitud. “Arroja el manto”, que le servía para recoger la limosna, pero que ahora lo estorba para encontrarse con Jesús. Aunque siempre se ha movido a tientas, ahora “da un salto” decidido y “se acerca a Jesús”. Su actuación es ejemplar. ¿No necesitamos también nosotros liberarnos de estorbos y esclavitudes, dejar de un lado cobardías y vacilaciones, y tomar la decisión de acercarnos a Jesús y ponernos delante de él?
               El relato termina con estas palabras: “Al momento recobró la vista y lo seguía por el camino”. En ellas nos ofrece la clave para leer el relato como una catequesis. Al comienzo del relato, Bartimeo era un mendigo “ciego”; ahora, al contacto con Jesús, “recobra la vista”. Estaba “sentado” y ahora le “sigue” a Jesús. Estaba “junto al camino”, pero ahora le sigue “por el camino”.

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Nos ha pasado algo parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        Situación de Bartimeo: Mientras los discípulos y la gente caminan con Jesús, el ciego Bartimeo se queda inmóvil y al margen. ¿Qué nos dice la figura de esta ciego, mendigando y sentado junto al camino?
-        Actuación del ciego: Se dio cuenta de la cercanía de Jesús y se puso a gritar para que tengan compasión de él. ¿Hemos sentido alguna vez en nuestra vida la necesidad de gritar para llamar la atención?
-        Reacción de Jesús: Se detiene porque el ciego es importante para él. ¿No necesitamos escuchar también nosotros las mismas palabras de Jesús dirigidas al ciego?
-        El diálogo de Jesús con el ciego: Es sobre todo el esfuerzo y la misma fe del ciego que lo van curando de su ceguera. ¿Acostumbramos comunicar nuestras necesidades a Jesús? ¿Hemos tomado el tiempo de sentir la cercanía de Jesús?
-        La curación: ¿Qué nos parece lo más novedoso de esta reflexión:
. La curación del ciego Bartimeo ocurrida hace 2000 años en Jericó?
. La transformación de Bartimeo en un seguidor de Jesús?
. La llamada que nos hace Jesús a convertirnos?

2.      Apoyo del comentario del tema: ‘Reaccionar ante el paso de Jesús’.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        Si vivimos “ciegos”, ¿cómo vamos a ser atentos al paso de Jesús?
-        Si estamos “sentados” e instalados, ¿cómo vamos a dar “un salto” hacia más diálogo con Jesús?
-        Si estamos “fuera del camino” de Jesús, ¿cómo vamos a confirmar lo que conversamos en este grupo?
2.      Compromiso colectivo
-        ¿Cómo vamos a ser como grupo un testimonio de lo que estamos descubriendo?
-        ¿Con quiénes vamos a conversar de la existencia de nuestro grupo?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio.
-        Alguien nombra a cada una/o del grupo por su nombre y le dice: “Pablo, Elizabeth… ¡Ánimo! Levántate: Jesús te está llamando”.
-        Alguien lee la siguiente oración
“Jesús, tú tienes una llamada para cada uno de nosotros
Para que podamos descubrir lo que espera de cada uno de nosotros. Amén”
-        Repetimos frase por frase
“Aquí estoy, Señor, como el ciego al borde del camino.
Cansado, sudoroso, polvoriento; mendigo por necesidad y oficio.
Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz; costumbre, dolor, desaliento…
Sobre ellos han crecido duras escamas que me impiden verte…
¡Ah, qué pregunta la tuya! ¿Qué desea un ciego sino ver?
¡Que vea, Señor! Que vea, Señor, tus sendas.
Que vea, Señor, los caminos de la vida.
Que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón.”
3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  3 :  “ VENGAN  A   
LOS  QUE  ESTÁN  CANSADOS  Y  AGOBIADOS ”.


Motivación inicial
               Estamos comenzando un proceso esperanzador, pero esto no quiere decir que no habrá dificultades y cansancio. El mismo Jesús lo decía a sus discípulos. Tal vez queremos cambiar, pero no mucho… A veces sentimos nuestro entorno muy indiferente y hasta hostil. Nuestra debilidad es un desafío a superar juntos.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
¿Cómo me siento al comenzar esta 3ª reunión?

B. DEJARSE INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Mateo 11,25-30: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        La acción de gracias de Jesús. Jesús tenía costumbre de orar a solas, de noche. Esta vez lo hace delante de sus discípulos. Prestemos atención al motivo de la acción de gracias de Jesús. ¿Sé rezar con otros, en pareja, con los hijos…?
-        Los ‘entendidos’ y los ‘sencillos’. La realidad del Reino quedan ocultos a los ‘sabios y entendidos’, pero son acogidos por los ‘sencillos’. ¿Qué nos parece esta afirmación? ¿Suele ocurrir así conmigo y mi entorno?
-        El Padre y sus Hijo Jesús. Jesús ha recibido de su Padre su amor, su sueño, su pasión por los sencillos y atropellados… ¿Creo que Jesús es la clave para pueda yo entender a Dios? Y a mí, ¿qué me quiere Dios dar a sentir y conocer?
-        Vengan a mí los cansados y agobiados. Jesús aclara para quiénes ha venido y a quiénes llama a acercarse a él. ¿Me incluyo en esta categoría de personas necesitadas? ¿De qué me puede aliviar Jesús?
-        Carguen con mi yugo. Seguir a Jesús es exigente. Pero, ¿serán menos exigentes las cargas que me pongo yo mismo? ¿Por qué dice Jesús que su ‘yugo es llevadero’?
-        Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón. ¿Qué entiendo por esta afirmación de Jesús? ¿Cuándo soy ‘sencillo y humilde de corazón’? Busco a personas que así puedo calificar.

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Mateo 11,25-30: Encontrar descanso en Jesús.
               Jesús no tuvo problemas con la gente sencilla del pueblo. Sentía que lo entendían. Lo que le preocupaba era si algún día llegarían a captar su mensaje los líderes religiosos, los especialistas de la ley, los grandes maestros de Israel.
               El pueblo ‘sencillo’ que vivía defendiéndose del hambre y de los grandes terratenientes, lo entendían muy bien: Dios los quería ver dichosos, sin hambre y sin agobios. Los más enfermos y desvalidos se fiaban de él y, animados por su fe, volvían a confiar en el Dios de la vida. Las mujeres que se atrevían a salir de su casa, dejando su trabajo para escucharlo, intuían que Dios tenía que amar cómo decía Jesús, con entrañas de madre. La gente ‘sencilla’ sintonizaba con él. El Dios que Jesús anunciaba era el que necesitaban y anhelaban.
               La actitud de los ‘entendidos’ era diferente. Caifás y los sacerdotes de Jerusalén lo veían como un peligro. Los maestros de la ley no entendían que se preocupara tanto del sufrimiento de la gente  y pareciera olvidar las exigencias de la religión. Por eso entre los seguidores más cercanos de Jesús no hubo nunca sacerdotes, escribas o maestros de la ley.
               Un día, Jesús desnudó su corazón y descubrió lo que sentía en su interior al ver lo que estaba ocurriendo. Lleno de alegría alabó a Dios así delante de todos: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has dado a conocer a los sencillos”. A Jesús se le ve contento, pues añade: “Sí, Padre, así te pareció mejor”. Esa es la forma que Dios tiene para revelar sus ‘cosas’.
               Los ‘sabios y entendidos’ creen saberlo todo, pero no entienden nada. Tienen su propia visión docta de Dios y de la religión. No necesitan aprender nada nuevo de Jesús. Su corazón endurecido les impide abrirse con sencillez y confianza a la revelación del Padre a través de su Hijo. Con esta actitud nos será difícil hacer un recorrido de conversión. Si ya lo sabemos todos, ¿qué vamos a aprender de Jesús, de su Padre o de su proyecto del Reino de Dios?
               La actitud de la gente sencilla es diferente. No tienen acceso a grandes conocimientos religiosos, no asisten a las escuelas de los grandes maestros de la ley, tampoco cuentan mucho en la religión del templo. Su manera de entender y de vivir la vida es más sencilla. Ellos van a lo esencial. Saben lo que es sufrir, sentirse mal y vivir sin seguridad. Por eso se abren con más facilidad al Dios que les anuncia Jesús. Están dispuestos a dejarse enseñar por él. El Padre les está revelando su amor a través de sus palabras y de su vida entera. Entienden a Jesús como nadie. ¿No es ésta la actitud que hemos de despertar en nosotros?
               Ciertamente podemos confiar en Jesús. Sus palabras dan seguridad: “Todo me lo ha entregado mi Padre”. To lo que hay en el Padre, todo lo que vive y siente por nosotros, lo podemos encontrar en Jesús: su amor, su ternura, su humildad, su cariño hacia todas las criaturas, su pasión por los últimos, su predilección por los sencillos. Poco a poco lo iremos descubriendo en nuestro recorrido.
               El Padre y su Hijo Jesús viven en comunión íntima, en contacto vital. Se conocen mutuamente con un conocimiento pleno, ardiente y total. Nadie comprende al Hijo como lo comprende su Padre y nadie comprende al Padre como lo comprende su Hijo Jesús y “aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
               Estamos aquí atraídos por el Padre y buscados por Jesús. El Padre quiere revela sus ‘cosas’ a los sencillos, y su Hijo Jesús se alegra en sintonía total con su Padre. También él quiere revelar a los sencillos su experiencia de Dios, lo que contempla en su corazón de Padre, el proyecto que le apasiona, lo que busca para sus hijos e hijas. ¿No nos lo revelará a nosotros?
               Jesús ha terminado su alabanza al Padre, pero sigue pensando en la ‘gente sencilla’. Muchos de ellos viven oprimidos por los poderosos de Séforis y Tiberíades, y no encuentran alivio en la religión del templo. Su vida es dura y la doctrina que les ofrecen los ‘sabios y entendidos’ la hacen todavía más dura. Jesús les hace tres llamadas.
1.      “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven la religión como un peso, los que se sienten agobiados por las doctrinas complicadas que les impiden la alegría de un Dios Amigo y Salvador. Si se encuentran vitalmente con la persona de Jesús, experimentarán un respiro: “Yo los aliviaré”.
2.      “Carguen con mi yugo… porque es llevadero y mi carga, ligera”. Es la 2ª llamada. Hay que cambiar de yugo. Hemos de abandonar el yugo de los ‘sabios y entendidos’, pues es abrumador y lleva a un moral sin alegría, y cargar con el de Jesús que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exige menos, sino porque propone lo esencial: el amor que libera a las personas y despierta en el corazón humano el deseo de hacer el bien y el gozo de la alegría fraterna.
3.      “Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón”. Es la 3ª llamada. Hemos de aprender a cumplir la ley y vivir la religión como lo hacía Jesús, con su mismo espíritu. Jesús no complica la vida, la hace más clara, más sencilla y más humilde. No agobia a nadie. Al contrario libera lo que hay de mejor en nosotros y nos enseña a vivir de manera más digna y humana.
Esta es la promesa de Jesús: si vienen a mí… carguen con mi yugo… si aprenden de mí a vivir de manera diferente, “encontrarán descanso para sus vidas”. Jesús libera de agobios, no los introduce; hace crecer las libertades, no las servidumbres; atrae hacia el amor, no hacia las leyes; despierta la alegría, nunca la tristeza. ¿Sabremos encontrar en Jesús nuestro descanso?

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta oración de Jesús?
-        ¿Me ha pasado algo parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración de acción de gracias puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        La acción de gracias de Jesús. Jesús tenía costumbre de orar a solas con su Padre. Esta vez lo hace delante de sus discípulos. ¿Cuál es el motivo de la acción de gracias de Jesús. Si rezamos como pareja o con los hijos, contémoslo.
-        Los ‘entendidos’ y los ‘sencillos’. La realidad del Reino quedan oculta a los que creen saberlo todo. La gente sencilla sabe entenderla. ¿Nos hemos sorprendido por la sabiduría de gentes sencilla? ¿Nos hemos detenido a alegrarnos de la presencia del Reino en nuestro entorno?
-        El Padre y sus Hijo Jesús. Jesús ha sabido acoger todo lo que es don de su Padre: su amor, su sueño, su pasión por los sencillos y atropellados… ¿Estamos seguros que Jesús es la clave para poder entender a Dios? ¿Qué nos está regalando Dios a nosotros?
-        Vengan a mí los cansados y agobiados. Jesús aclara para quiénes ha venido y a quiénes llama a acercarse a él. ¿De qué nos sentimos cansados y agobiados?
-        Carguen con mi yugo. Seguir a Jesús es exigente. ¿Por qué dice Jesús que su ‘yugo es llevadero’? ¿Cuáles son las cargas más pesados que el yugo de Jesús, que nos ponemos a nosotros mismo?
-        Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón. ¿Qué entendemos por esta afirmación de Jesús? ¿Cuándo somos ‘sencillo y humilde de corazón’? Contemos de personas que así podemos calificar.

2.      Apoyo del comentario del tema: “Encontrar descanso en Jesús”.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        ¿Conocemos a cristianos que viven con alegría su seguimiento de Jesús y qué podemos aprender de ellos?
-        ¿Digamos algún punto de nuestra vida personal que nos sentimos llamados a cambiar?
2.      Compromiso colectivo
-        ¿Conocemos en nuestra familia o vecindad personas que viven desanimados por la doctrina de la Iglesia?
-        ¿Qué aportes podríamos hacer a alguna parroquia?
-        ¿Podríamos ponernos de acuerdo para apoyar a algún grupo cristiano?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.

2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio, pensando en la acción de gracias de Jesús.
-        Alguien retoma por parte la oración de Jesús y repetimos todos: “Te damos gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, / porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos / ya las has dado a conocer a los sencillos./ Sí, Padre,/ así te ha parecido mejor”./
-        Añadimos nuestra propia oración: tanto de acción de gracias como de petición por las y los que están ‘cansados y agobiados’.
-        Alguien lee sólo la siguiente oración
Jesús, paz de nuestros corazones:
Por tu Evangelio nos llama a ser muy sencillos y muy humildes.
Tú haces crecer en nosotros un agradecimiento grande
Por tu continua presencia en nuestros corazones.
-        Repetimos frase por frase
Padre, hoy queremos expresarte nuestra ilusión y nuestra alegría,/
Porque tu aliento nos anima y nos guía,/
Tus manos nos alzan y sostienen/
Y en tu regazo encontramos ternura y descanso./
Con el corazón encogido por tanto don recibido/
Y por tanto horizonte abierto,/
Nos brota con facilidad la alabanza./
Desbordados por tu amor y llenos de gozo,/
Te ensalzamos, Padre./
Lleva a buen término lo que has comenzado./
Al final, alguien concluye:
Señor, todos los días nos susurra una acción de gracias, pero no te prestamos atención.
Danos tu Espíritu para que sepamos alabarte con humildad y sencillez de corazón. Amén.
3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  4 :  “ PIDAN,  BUSQUEN,  LLAMEN ”.


Motivación inicial
Somos un grupo de ‘buscadores’: buscadores de sentido, de vida, de fraternidad, de Dios. En su tiempo Jesús respondía a la espera de estos mismos buscadores. ¿Cuáles son nuestras disposiciones internas? ¿Corresponden a la ‘oferta’ de Jesús? Esto vamos a profundizar en esta reflexión.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Decirme cómo me siente al comenzar esta nueva reunión.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Lucas 11,9-13: “Pidan y recibirán…”
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona.
-        La triple invitación de Jesús. Vuelvo a leer estas 3 invitaciones de Jesús. Cuando me dirijo a Dios, ¿cuál de estas palabras utilizo más? ¿De cuáles me olvido?
-        La confianza total en Jesús. ¿Por qué Jesús es tan afirmativo: “Todo el que pide recibe; el que busca encuentra; al que llaman le abren”? ¿Cómo entiendo estas expresiones?
-        Las imágenes de Jesús. Jesús se dirigía a gentes del campo que vivían cierta solidaridad para enfrentar mejor les grades carencias que sufrían. Al ser padre o madre de familia, ¿cómo reacciono cuando los hijos ‘piden, buscan, llaman’?
-        Pedir el Espíritu santo. A notar que Jesús habla de las “cosas buenas” que hay que pedir. ¿Cómo defino la oración de petición: despertar a Dios, sintonizar con él, cambiar yo, escuchar el Espíritu de Jesús, discernir ‘los signos de los tiempos’…?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Discípulos que piden, buscan y llaman”.
               Mateo y Lucas recogen en sus respectivos evangelios unas palabras que habían quedado muy grabadas en sus seguidores más cercanos. Es fácil que Jesús las haya pronunciado en más de una ocasión en los alrededor del lago o, tal vez, cuando se movía por las aldeas de Galilea pidiendo algo de comer, buscando acogida o llamando a las puertas de los vecinos. Jesús sabía aprovechar cualquier experiencia para despertar la confianza de sus discípulos y discípulas en el Padre bueno del cielo.
               Probablemente no siempre encontraban respuestas, pero Jesús no se desalentaba. Él vive confiando en el Padre. Esta es su reacción: “Pues les digo a ustedes: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Así hay que vivir ante el Padre, como pobres que necesitan “pedir” lo que no tienen, como perdidos que necesitan “buscar” el camino que no conocen, como huérfanos sin hogar que llaman a la puerta de Dios.
               La confianza de Jesús es absoluta. La quiere contagiar a sus discípulos con  fuerza. No sabemos exactamente cómo se expresó, pero los evangelistas han recogido sus palabras de forma lapidaria: “El que pide está recibiendo. El que busca está hallando. Y al que llama, se le abre”. Esta es la experiencia que vamos a vivir junto a Jesús. Los giros que usa al hablar están sugiriendo que está hablando de Dios, aunque evita nombrarlo. Por eso se puede traducir así: “Pidan y Dios se les dará. Busquen y Dios se dejará encontrar. Llamen y Dios se les abrirá”.
               Curiosamente, en ningún momento se dice qué es lo que hemos de pedir, qué es lo que hemos de buscar ni a qué puerta hemos de llamar. Lo importante para Jesús es la actitud: cómo vivimos ante Dio. Si hacemos nuestro recorrido suplicando, buscando y llamando, conscientes de nuestra insuficiencia, pero poniendo toda nuestra confianza en Dios, nos veremos atraídos hacía la conversión: Dios se nos abrirá.
Aunque les 3 invitaciones de Jesús apuntan a la misma actitud de fondo, parecen sugerir matices diferentes.
-        “Pedir” es suplicar algo que hemos de recibir de otro como regalo, pues no podemos dárnoslo a nosotros mismos; es la actitud ante Dios: “Todo lo que pidan al Padre en mi nombre se lo concederá”.
-        “Buscar’ es rastrear, indagar algo que se nos oculta, pues está encubierto o escondido; es la actitud ante el Reino: “Busquen ante todo el reino de Dios y su justicia”.
-        “Llamar” es gritar, atraer la atención de alguien que no parece escucharnos; es la actitud de los salmistas cuando sienten a Dios lejano: “A ti grito, Señor, inclina tu oído hacia mí, no te quedes lejos, respóndeme, ven en mi ayuda”.
Pero Jesús no solamente quiere despertar estas actitudes en sus discípulos. Quiere sobre todo avivar su confianza en Dios. No les da explicaciones complicadas. Jesús es “sencillo y de corazón humilde”. Les pone 3 comparaciones que pueden entender muy bien los padres y madres que hay entre sus seguidores. También en este grupo lo podemos entender.
               ‘¿Qué padre o qué madre, cuando el hijo le pide una hogaza de pan, le da un piedra de forma redondeada, como las que a veces se ven por aquellos caminos? ¿O si le pide un pez le dará una de esas culebras de agua que, en alguna ocasión, aparecen en las redes de pesca? ¿O si le pide un huevo le dará un escorpión apelotonado de los que se ven por la orilla del lago?’
               Un padre o una madre no se burla así de su hijo pequeño, no lo engaña, no abusa de él, precisamente porque es pequeño y no sabe distinguir todavía lo que es bueno de lo que es malo. Es inconcebible que, cuando su hijo le pide algo bueno para alimentarse, le da otra cosa parecida que le puede hacer daño. Al contrario le dará siempre lo mejor que tenga.
               Jesús saca rápidamente una conclusión: ‘Si ustedes, aun siendo malos, saber dar a sus hijos cosas buenas, ¡cuánto más el Padre del cielo, en el que no hay sombra de maldad, dará cosas buenas a sus hijos! ¡Cómo no va a ser Dios mejor que ustedes!’
               Así recoge Mateo el pensamiento de Jesús. Pero Lucas introduce una novedad muy importante. Según su versión, Jesús dice: “Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. A Dios le podemos pedir muchas cosas buenas, pero ninguna mejor que ‘el Espíritu Santo’. Con esta palabra, los judíos designaban el aliento de Dios, que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva, reforma y reaviva todo.
               Lucas recuerda que este fue el recuerdo que quedó de Jesús en los que lo conocieron de cerca: “Ungido por Dios en Espíritu Santo y poder, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos de los Apóstoles 10,38). Lo más grande que podemos pedir en este grupo es ‘el Espíritu Santo’ que Jesús recibe de su Padre y le hace vivir “haciendo el bien” y “curando a los oprimidos”. Este Espíritu nos va a ir transformando y convirtiendo. Dios nos lo va a regalar, porque es con nosotros el mejor de los padres y de las madres. Además, el mismo Jesús lo prometió a sus seguidores: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes y serán mis testigos…” (Hechos de los Apóstoles 1,8).

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Me ha pasado algo parecido en cuanto a la oración? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado cuando rezo?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer ahora? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        La triple invitación de Jesús. Volvamos a leer estas 3 invitaciones de Jesús. Cuando nos dirigimos a Dios, ¿cuál de estas oraciones utilizamos más? ¿Por qué les demás nos son menos familiares?
-        La confianza total en Jesús. ¿Por qué Jesús es tan afirmativo: “Todo el que pide recibe; el que busca encuentra; al que llaman le abren”? ¿Cómo entendemos estas expresiones?
-        Las imágenes de Jesús. Jesús se dirigía a gentes del campo que vivían cierta solidaridad para enfrentar mejor les grades carencias que sufrían. Al ser padre o madre de familia, ¿cómo reaccionamos cuando los hijos nos ‘piden, buscan, llaman’?
-        Pedir el Espíritu santo. Hemos notado que Jesús habla de las “cosas buenas” que hay que pedir, incluyendo el Espíritu santo. ¿Cómo podemos definir la oración de petición: despertar a Dios, sintonizar con él, cambiar nosotros, entender el Espíritu de Jesús, discernir ‘los signos de los tiempos’…?

2.      Apoyo del comentario del tema: “Discípulos que piden, buscan y llaman”.
¿Qué punto más novedoso del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        Cuando rezamos, ¿cómo sentimos que Dios se hace presente a nosotros?... aun cuando Dios no responde a mis peticiones tal como lo solicito.
-        Acostumbrémonos a rezar para pedir y tener el espíritu de Jesús. En cuanto al Espíritu santo, ¿para qué lo vamos a invocar? Tal vez le vamos a pedir que… nos enseñe a rezar…
2.      Compromiso colectivo
-        Rezar es conectarnos con Dios, entrar en comunión con él, con su proyecto del Reino. ¿Cuándo necesitamos rezar? ¿Quiénes hoy nos pueden enseñar a rezar?
-        Si no lo hacemos, ¿pensamos comenzar a rezar en pareja, en familia? ¿Cómo compartir nuestras experiencias en este sentido?
-        Cuando personas enfermas, deprimidas, perdidas vienen a desahogarse con nosotros, ¿se nos ha ocurrido rezar juntos? ¿Nos parece factible, importante lograrlo?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio.
-        Alguien repite las palabras de Jesús, haciendo una pausa entre cada una: “Piden y recibirán… Busquen y encontrarán… Llamen y les abrirán…”.
Hagamos alguna oración espontánea. Alguien concluye diciendo: “Gracias, Padre del cielo, porque eres mejor que nosotros con nuestros hijos”.
-        Alguien lee la siguiente oración con su introducción
Escuchemos al profeta Isaías (65,1): “Así dice el Señor: ‘Yo me he dejado encontrar por quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar por quienes no me buscaban’. Dije: ‘¡Aquí estoy, aquí estoy!’ a gente que no invocaba mi nombre”.
Jesús, misterio de Dios encarnado,
Aunque somos frágiles, queremos seguirte
Por el camino que nos conduce a amar como tú nos amas.
Ven, Espíritu de Dios, luz que penetras el alma,
Fuente del mayor consuelo, descanso en nuestro esfuerzo,
Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro.
-        Repetimos frase por frase
Día tras día, Señor, voy a pedirte lo que tú sabes:/
Verte más claramente,/
Amarte más tiernamente,/
Gozarte más alegremente,/
Esperarte más vivamente/
Y seguirte más fielmente./
3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  5 :  “ ¿ QUÉ  BUSCAN ”.


Motivación inicial
               Vamos a precisar lo que buscamos si queremos seguir a Jesús con más fe y más verdad, si queremos ser un grupo creyente de seguidores convencidos de Jesús. Esta fue la experiencia de los primeros discípulos de Jesús. A ver cómo nos iluminan y orientan.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Decirse cómo se siente al comenzar esta reunión.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Juan 1,3-39: “¿Qué buscan?”
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        El paso de Jesús. Se trata de 2 discípulos de Juan Bautista que él mismo invita a seguir a Jesús. Como indicación Juan les dice: “Este es el Cordero de Dios”. ¿A qué acontecimiento importante hace alusión Juan Bautista? Para los discípulos. ¿qué evocaría lo de “Cordero” y “de Dios” aplicado a Jesús por Juan Bautista?
-        La pregunta de Jesús. Jesús comienza por una pregunta a los 2 discípulos: “¿Qué buscan”? ¿Se puede seguir a Jesús sin saber lo que se busca? En definitivo, ¿qué busco yo en este ‘grupo de Jesús’?
-        La respuesta de los discípulos. Curiosamente los discípulos responden a la pregunta de Jesús con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde vives? ¿Qué conclusiones sobre los discípulos puedo sacar de las 2 partes de su respuesta: ‘Maestro’ y ‘¿dónde vives?’? ¿Soy como los 2 discípulos: quiero saber algo de Jesús?
-        “Vengan y verán” o ‘Vengan a ver’. Para estar con Jesús y seguirlo, hay que vislumbrar en él a un ‘maestro’ y cambiar de lugar para ir adónde él vive. ¿Estoy dispuesto a dejarme enseñar y a dejar mis seguridades?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Ver dónde vive Jesús”.
               El evangelista Juan no nos dice nada de la infancia de Jesús. Después de un prólogo extraordinario, donde presenta a Jesús como “la Palabra de Dios que se ha hecho carne para entre nosotros”, nos describe los primeros pasos de Jesús ya adulto en el entorno de Juan Bautista. ¿Qué sucede precisamente el día tercero?
               El Bautista está acompañado de 2 de sus discípulos. Sin duda ha escuchado su predicación y han recibido su bautismo en las aguas del Jordán, en aquel mismo lugar. Viven a la expectativa de alguien que está pronto en llegar y es “más grande que Juan”. El mismo les ha dicho: “En medio de ustedes hay uno a quien no conocen”. Hay que estar atentos y abrir bien los ojos del corazón.
               De pronto el Bautista ve a Jesús que “está pasando por allí”, e inmediatamente les comunica a los 2 discípulos: “Este es el Cordero de Dios”. Seguramente los discípulos no pueden entender gran cosa. Tal vez piensan en el ‘cordero pascual’ cuya sangre ha liberado al pueblo de la muerte al escapar de Egipto. Pero lo que ellos están esperando ahora es un liberador definitivo que pueda “quitar el pecado del mundo”, limpiar la vida e introducir en los corazones un Espíritu nuevo.
               Jesús sigue siendo para ellos un desconocido, pero, al oír al Bautista, algo se despierta en su interior. Abandonan al que hasta ahora ha sido su profeta y maestro, y “siguen a Jesús”. Se apartan del Bautista y comienzan un camino nuevo. Todavía no saben adónde les puede llevar este desconocido, pero ya están tras sus pasos. Así comienza casi siempre el seguimiento de Jesús. De alguna manera así estamos empezando también nosotros este camino. ¿Adónde nos llevará Jesús?
               Durante un cierto tiempo caminan en silencio. No ha habido un verdadero contacto con Jesús. Jesús rompe el silencio y les hace una pregunta no muy fácil de contestar: “¿Qué buscan?”. ¿Qué esperan de mí? ¿Por qué me siguen precisamente a mí? Hay cosas que conviene aclarar desde el comienzo: ¿qué buscamos al orientar nuestra vida en dirección de Jesús?
               Los 2 discípulos de responden con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde vives?”, cuál es el secreto de tu vida?, qué es vivir para ti? Jesús no se queda en el desierto junto al Bautista. Los está encaminando hacia un lugar nuevo: ¿dónde vive? Al parecer no andan buscando a Jesús en nuevas doctrinas. Quieren aprender un nuevo modo de vivir. Aprende a vivir como él.
               Jesús les responde directamente: “Vengan y lo verán”. Hagan ustedes mismos la experiencia. No busquen informaciones extrañas de otros. Vengan a vivir conmigo y descubrirán cómo vivo, desde dónde oriento mi vida, a qué me dedico y qué es lo que me hace vivir así. Sólo conviviendo con Jesús aprenderemos a vivir como él. Esto es el paso decisivo que hemos de dar. Esto es entrar en el camino de Jesús.
               Los discípulos escuchan a Jesús y toman la decisión que cambiará para siempre sus vidas: “Se fueron con él, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día”. Se olvidan del Bautista, dejan otros caminos y se van con Jesús. Entran en contacto con el lugar dónde vive él. Se introducen en su mundo. Están pasando a la zona de la luz, de la vida de la libertad que irradia Jesús. Esta experiencia directa les hace “quedarse” con él.
               El evangelista Juan da mucha importancia a lo que está sucediendo. Señala incluso la hora: “Eran como las 4 de la tarde”. Está naciendo el pequeño grupo de Jesús. Estamos escuchando las primeras palabras que pronuncia Jesús en este evangelio: el primer diálogo que tiene con los que empiezan a seguirlo. En pocas palabras se nos dice lo esencial mejor que con muchas palabras complicadas. ¿Qué es lo decisivo al tomar la decisión de seguir a Jesús?
-        Lo primero es buscar. Cuando una persona no busca nada y se conforma con “ir tirando”, repitiendo siempre lo mismo, es difícil que encuentre algo grande en la vida. En una postura de indiferencia, apatía, escepticismo no es posible segur a Jesús.
-        Lo importante no es buscar algo, sino buscar a alguien. Lo decisivo no es conocer más cosas sobre Jesús, tener más datos, penetrar con más clarividencia en la doctrina cristiana, sino encontrarnos con una persona viva. Es el contacto personal con él lo que nos atrae a seguirlo y lo que transformará nuestra vida.
-        Dicho de la manera más concreta, necesitamos experimentar que Jesús nos hace bien, que nos infunde una fuerza desconocida para vivir con responsabilidad y esperanza. Si vamos haciendo esta experiencia, empezaremos a darnos cuenta de lo poco que creíamos en él y de lo mal que habíamos entendido hasta ahora muchas cosas.
-        Pero lo decisivo para seguir a Jesús es aprender a vivir como vive él, aunque sea de manera pobre y sencilla. Creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que se la deba él, interesarnos por lo que él se interesó. Mirar la vida como la mira Jesús, tratar a las personas como él las trata, acoger, escuchar y acompañar como lo hace él. Confiar en Dios como él confía, rezar como reza él, contagiar esperanzo como él la contagia.

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Nos ha pasado algo parecido al episodio evangélico: cuál es mi búsqueda? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de Juan 1,3-39: “¿Qué buscan?”
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        El paso de Jesús. Juan Bautista invita a 2 discípulos a seguir a Jesús con la sola indicación: “Este es el Cordero de Dios”. ¿A qué acontecimiento importante hace alusión Juan Bautista? Para los discípulos. ¿qué evocaría lo de “Cordero” y “de Dios” aplicado a Jesús por Juan Bautista?
-        La pregunta de Jesús. Jesús comienza por una pregunta a los 2 discípulos: “¿Qué buscan”? ¿Se puede seguir a Jesús sin saber lo que se busca? En definitivo, ¿qué buscamos en este ‘grupo de Jesús’?
-        La respuesta de los discípulos. Curiosamente los discípulos responden a Jesús con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde vives? ¿Qué conclusiones sobre los discípulos podemos sacar de las 2 partes de su respuesta: ‘Maestro’ y ‘¿dónde vives?’? ¿Somos como los 2 discípulos, queriendo saber algo de Jesús?
-        “Vengan y verán” o ‘Vengan a ver’. Para estar con Jesús y seguirlo, hay que vislumbrar en él a un ‘maestro’ y cambiar de lugar para ir adónde él vive. ¿Estamos dispuesto a dejarme enseñar y a dejar mis seguridades?  Al entrar en el seguimiento de Jesús, ¿qué propósitos tenemos mínimos que emprender?

2.      Apoyo del comentario del tema: “Ver dónde vive Jesús”.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        Cada uno, digamos qué andamos buscando en definitiva en la vida. Ahora, en este grupo, ¿a qué metas nos vamos a dedicar cada uno?
-        Con relación a Jesús, ¿por qué no estoy satisfecho de lo que creo de él? ¿Qué más espero de esta caminar colectivo?
2.      Compromiso colectivo
-        ¿Conocemos a personas cuya vida nos parece un acierto? ¿Qué es lo que más nos atrae de ellas?
-        ¿Qué nos puede aportar un conocimiento mejor de Jesús? ¿Bastará aumentar sólo nuestro conocimiento de Jesús? ¿A qué nos sentimos llamados después de esta reflexión?
-        ¿Qué vamos a cuidar con preferencia en nuestro grupo? Y ¿en nuestra familia?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio.
-        Jesús está hoy y ahora en medio de nosotros y nos dice: “¿Qué buscan?” Digámonos lo que busca cada uno de nosotros.
-        Alguien lee la siguiente oración (salmo 62 y 142), luego repetimos la frase que nos llamó la atención.
Jesús, tú eres mi Dios: por ti madrugo.
Mi alma tiene sed de ti.
Mi carne tiene ansia de ti.
Soy como tierra reseca, agostada, sin agua.
Tu gracia vale más que la vida…
No me escondas tu rostro.
Indícame el camino que he de seguir.
-        Repetimos frase por frase
Despierta, Señor, nuestros corazones/
Que se han dormido en cosas triviales/
Y no tienen fuerza para amar con pasión./
Despierta, Señor, nuestra ilusión/
Que se ha apagado con pobres ilusiones/
Y ya no tiene razones para esperar./
Despierta, Señor, nuestra sed de ti,/
Porque bebemos aguas de sabor amargo/
Que no sacian nuestros anhelos diarios./
Despierta, Señor, nuestro silencio vacío,/
Porque necesitamos palabras de vida para vivir/
Y sólo escuchamos reclamos de la moda y el consumo./
3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  6 :  “ VAYAN  A  GALILEA.  ALLÍ  LO  VERÁN ”.


Motivación inicial
               Jesús vivía en Galilea: allí fue donde pasó la mayor parte de su vida y de su ministerio. Galilea era una provincia marginal, rebelde y marginada por los de la capital, centro de la religión, las leyes, las autoridades. Conocer a Jesús y a su movimiento es recorrer los caminos de Galilea… con Jesús. Veamos.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Decirse cómo se siente al comenzar esta reunión.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
3.      Lectura de la Palabra de Dios. Marcos 16,1-7: “Él va delante de ustedes a Galilea”.
4.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        El proyecto de las mujeres. Notemos que son las mujeres quienes toman la iniciativa de ir a ver cómo han quedado las cosas después de la muerte de Jesús. Su proyecto era embalsamar el cuerpo de Jesús o sea que tenga digna sepultura… En el grupo, en cuanto a la fe, ¿qué matices aportan las mujeres? O no he prestado atención…
-        La piedra del sepulcro. La piedra, “muy grande”, quiere indicar que, para las mujeres, ya todo lo de Jesús ha terminado. Los discípulos varones habían regresado a sus quehaceres. ¿Estoy dispuesto a novedades que no me imagino? O ¿tengo la impresión que ‘muchas puertas’ están cerradas y bien selladas?
-        El mensaje del joven. Marcos no habla de ángeles sino de “un joven, sentado y con túnica blanca”. ¿Qué pienso que me quiere sugerir Marcos con estas 3 señales? ¿Me paso la vida ‘corriendo’ o siendo atentos a los signos de los tiempos?
-        “Lo verán en Galilea”. Galilea era la ‘casa donde vivía Jesús. Según mi parecer, ¿por qué esa invitación a las mujeres de ‘volver a Galilea’? ¿Estoy dispuesto a volver a las fuentes de la fe?
-        “Él va delante de ustedes”. Siempre Jesús va delante o llega primero. ¿Estoy seguro que en este caminar juntos voy a toparme con Jesús? ¿Estoy dispuesto a ir a lo esencial?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Volver a Galilea para seguir a Jesús”.
               Este relato es de una importancia excepcional. No sólo anuncia la Buena Noticia de que el Crucificado ha sido resucitado por Dios. Además Marcos explica a los lectores que quieren encontrarse con él el camino que han de recorrer para verlo y seguirlo.
               Las protagonistas son 3 mujeres admirables: María Magdalena, María la de Santiago y Salomé. Han seguido los caminos de Galilea, junto con otros discípulos y discípulas. Al llegar el momento de la ejecución de Jesús no han huido cobardemente, como los varones. Han contemplado angustiadas cómo los soldados romanos crucificaban a su querido Jesús. Han observado también dónde lo han sepultado, y vienen ahora hasta el sepulcro para tener con él un último gesto de cariño y de piedad.
               No pueden olvidar a Jesús. Lo aman como a nadie. La primera, como siempre, María Magdalena. En sus corazones se ha despertado un proyecto absurdo que sólo puede nacer de su amor apasionado a Jesús. ‘Compran perfumes para embalsamar’ su cadáver y ahuyentar el mal olor de la muerte. No pueden hacer nada más por él. No se dan cuenta que es absurdo embalsamar un cuerpo que lleva ya muerto bastantes horas; no reparan que es un horror acercarse al cadáver torturado de un crucificado. No importa. Ellas no olvidarán nunca a Jesús. Su muerte ha echado por tierra todas las esperanzas que habían puesto en él, pero no ha logrado apagar su amor.
               Por el camino las mujeres se acuerdan que una “piedra” cierra la entrada del sepulcro. Ellas se sienten impotentes para removerla. ¿Quién la podrá correr? La insistencia del evangelista, señalando que la piedra “era muy grande” sugiere el poder de la muerte. Ante ella hay que perder toda esperanza. Las mujeres no podrán nunca liberar a Jesús del poder de la muerte.
               Lo sorprendente es que, al llegar al sepulcro, observan que “la piedra ha sido corrida”. No se dice quién ha sido, pero el sepulcro está abierto. ¿Será que la muerte puede ser vencida? ¿Será que el sepulcro no es nuestro final definitivo? Ciertamente, no puede ser cosa de hombres; ningún ser humano tiene poder sobre la muerte; “la piedra es muy grande”. ¿Será que Dios ha intervenido para resucitar a Jesús de entre los muertos?
               La sorpresa y el sobresalto crecen todavía más cuando, al entrar en el sepulcro, “ven a un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca”. Sin duda es un mensajero enviado por Dios, pero está descrito con rasgos que hablan de vida y resurrección. Es “joven”, en la flor de la vida. Está “sentado”, irradiando seguridad y autoridad. Está en la parte “derecha”, lugar que promete dicha. Viste “una túnica blanca”, color que simboliza la gloria de Dios. Las mujeres se asustan, pues donde esperaban encontrar el cadáver de Jesús sólo ven signos de vida, juventud, luz blanca… ¿Estará Jesús vivo, resucitado a la vida de Dios, sentado a la derecha del Padre?
               El joven las tranquiliza: “No se asusten”. No hay más saludos ni palabras que puedan distraer a las mujeres. El enviado de Dios les anuncia directamente su mensaje: “¿Buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado? Es un error buscarlo en el mundo de la muerte. Jesús no es un difunto más. No es el momento de rendirle homenaje ni de llorar recordando piadosamente su vida admirable. “No está aquí”. No pertenece al reino de la muerte. Nunca podrá ser encontrado en el mundo de lo muerto, lo inerte, lo extinguido… “Miren el lugar dónde lo pusieron”. Graben en su corazón esta ‘ausencia’. No está dónde sus adversarios lo depositaron. “Ha resucitado”. El Crucificado está vivo. El Padre lo ha resucitado.
               El joven desea confiar un encargo a las 3 mujeres tan fieles a Jesús. Han de salir de aquel lugar de muerte para comunicar “a los discípulos y a Pedro” algo sumamente importante. El mensaje es para todos los discípulos, también para Pedro, el discípulo que ha renegado directamente a Jesús. El mensaje es este: “Él va delante de ustedes en Galilea; allí lo verán, tal como les dijo”. Sin dudo el mensaje encierra algo más profundo que el meramente geográfico. ¿Por qué hay que volver a Galilea?
               En Galilea se escuchó por primera vez y en toda su pureza la Buena Noticia de Dios y el proyecto humanizador del Padre. Si no volvemos a escucharlo hoy con corazón sencillo y abierto, nos alimentaremos de tradiciones y doctrinas venerables, pero no conoceremos la alegría del Evangelio, capaz de resucitar nuestra vida. En este grupo volveremos a Galilea a escuchar de labios de Jesús la Buena Noticia de Dios. Viviremos la misma experiencia que vivieron los primeros discípulos.
               A orillas del lago de Galilea Jesús empezó a llamar a sus primeros seguidores y seguidoras para enséñales a vivir con su estilo de vida y a colaborar con él en la gran tarea de hacer la vida más humana. Hoy Jesús sigue llamado. En este grupo escucharemos la llamada a seguirlo. Él irá también hoy ‘delante de nosotros’, como iba en otros tiempos por los caminos de Galilea.
               Por los caminos de Galilea se fue gestando la primera comunidad seguidora de Jesús. Junto con él vivieron una experiencia única. Con él fueron aprendiendo a vivir acogiendo, perdonando, aliviando el sufrimiento, curando la vida y despertando la confianza de todos en el amor insondable de Dios. En nuestro recorrido también nosotros viviremos la misma experiencia. Aprenderemos a vivir al estilo de Jesús.
               Los textos evangélicos que escucharemos durante nuestro recorrido nos ayudarán a caminar por Galilea “viendo” que Jesús resucitado va delante de nosotros. Su presencia invisible adquirirá para nosotros rasgos humanos a leer los relatos. Su presencia silenciosa se convertirá en voz concreta al escuchar sus llamadas y sus palabras de aliento.
               Ir a Galilea tras el Resucitado es vivir siempre caminando. No nos podemos detener, no podemos vivir mirando al pasado, pues el Resucitado “va por delante”. Los discípulos de Jesús no somos sólo miembros de una gran institución religiosa; somos seguidores del Resucitado. Él va también hoy “delante de nosotros”.

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Me ha pasado en mi vida algo novedoso, parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de Marcos 16,1-7: “Él va delante de ustedes a Galilea”.
3.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        El proyecto de las mujeres. Notemos que son las mujeres quienes toman la iniciativa de ir al sepulcro de Jesús. Su proyecto era embalsamar su cuerpo… En el grupo, ¿qué matices aportan las mujeres? ¿A qué son más atentas y sensibles?
-        La piedra del sepulcro. La piedra es “muy grande” quiere indicar que ya todo lo de Jesús ha terminado. ¿Estamos dispuestos a novedades que no nos imaginamos? O ¿tenemos todavía la impresión que ‘muchas puertas’ están cerradas y bien selladas?
-        El mensaje del joven. Marcos no habla de ángeles sino de “un joven, sentado y con túnica blanca”. ¿Qué puede sugerirnos Marcos con estas 3 señales? ¿Nos pasamos la vida ‘corriendo’ o sabemos detenernos atentos a los signos de los tiempos?
-        “Lo verán en Galilea”. Galilea era la ‘casa’, el lugar donde vivió Jesús. Según nuestro parecer, ¿por qué esa invitación a las mujeres de ‘volver a Galilea’? ¿Estamos dispuestos a volver a las fuentes de la fe?
-        “Él va delante de ustedes”. Siempre Jesús va delante o llega primero. ¿Estamos seguros que en este caminar juntos voy a toparnos con Jesús? ¿Estamos dispuestos a ir a lo esencial?

4.      Apoyo del comentario del tema: “Volver a Galilea para seguir a Jesús”.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal
-        ¿Qué sentido tiene para nosotros la resurrección de Jesús? ¿En qué sentido la entendemos como ‘actual’? ¿Dónde y cuándo experimentamos la presencia de Jesús?
-        ¿Por qué a veces nos quedamos en seguridades de tradiciones y doctrinas que poco tienen que ver con el presente? ¿Estamos dispuestos a comenzar de nuevo el descubrimiento y seguimiento de Jesús?
4.      Compromiso colectivo
-        ¿Qué apoyo pensamos encontrar en este grupo?
-        ¿Aceptamos que Jesús nos va a hablar por medio de los unos y los otros del grupo mismo?
-        ¿Estamos dispuestos a caminar juntos en la construcción del reino, el proyecto de Jesús?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
4.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
5.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio. Nos disponemos a rezar.
-        Alguien repite 2 veces el mensaje del joven con túnica blanca: “Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán”.
-        Alguien lee la siguiente oración
Jesús, paz de nuestros corazones,
Aunque no sintiéramos nada de tu presencia, tú estás allí.
Tu presencio es invisible, pero tu Espíritu está con nosotros.
Jesús, somos débiles, cobardes, torpes…
Sin embargo queremos caminar y comenzar de nuevo.
Tú vas delante de nosotros; tu Espíritu vive en nosotros y nos guía.
Tú nos sigues hablando y perdonando.
Enséñanos a trabajar por el Reino.
Danos tu fuerza para seguirte fielmente.
-        Repetimos frase por frase
Vivir amando
Amar esperando
Esperar acogiendo
Acoger cantando
Cantar sembrando
Sembrar soñando
Soñar construyendo
Construir compartiendo
Compartir bendiciendo
Bendecir acompañando
Acompañar caminando
Caminar viviendo
Y vivir amando.
Todos los días nos lo susurras,
Para que no lo olvidemos.
Hacemos una breve oración comunitaria.
6.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  7 :  “ ESTE  ES  MI  HIJO  AMADO.  ESCÚCHENLO  A  ÉL ”.


Motivación inicial
               Galilea es el lugar donde se desarrolló el ministerio de Jesús, donde hace acontecer el Reino de Dios. Para aprender a pensar, sentir, actuar y amar como él, tenemos primero que ‘escucharlo’, estar pendiente de él, de lo que dice y hace, de cómo vive, actúa, reacciona. Vamos a descubrir cómo Dios se encarnó en él para permitirle de revelarse y encarnarse también en nosotros.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Decirse cómo se siente al comenzar esta reunión.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Mateo 17,1-8: “Escúchenlo sólo a él”.
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        Subida “a un monte alto”. Jesús deja la llanura, lugar de trabajo, elige sus discípulos más cercanos y sube con ellos. ¿Sé dejar mis tareas cotidiano para hacer un alto? ¿Sé reunirme con mis amistades más cercanas para hablar de cosas esenciales?
-        Transfiguración de Jesús. No sabremos cuál fue la experiencia concreta de esta revelación de la intimidad de Jesús; pero sí ocurrió. ¿Qué pueden representar las presencias de Moisés y Elías? ¿Permito que se me exprese a mí mismo mi ser más profundo, como también a otros?
-        Intervención de Pedro. Pedro siente felicidad y quiere conservarla: no sabe cómo asegurársela. ¿Qué experiencia personal estoy recordando siempre? ¿Esta experiencia me abre a nuevas experiencias o me quedo con ella sin más?
-        La voz de Dios. Los 3 discípulos se dan cuento que hicieron una experiencia particular de Dios -es el significado de la ‘nube’- y de su presencia en Jesús. ¿Algún acontecimiento recién me reveló la presencia de Dios, algún llamado de él?
-        Miedo de los discípulos y actuación de Jesús. Jesús termina siendo sólo, es decir más grande que Moisés y Elías. ¿Cuál sería el sentido del miedo de los discípulos? ¿No me da algo de miedo volver a encontrarme radicalmente con Jesús?
-        “Levántense. No tengan miedo”. ¿Qué hace Jesús para que sus discípulos pierdan el miedo? Algún día, ¿alguien me dijo estas mismas palabras? ¿Necesito ahora escuchar estas palabras?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Escuchar sólo a Jesús”.
               La escena es conocida tradicionalmente como la “transfiguración” de Jesús. No es posible reconstruir la experiencia que dio origen a este relato sorprendente. Sólo sabemos que los evangelistas le dan una importancia central. No es extraño. No se nos narra aquí un episodio más de la vida ordinaria de Jesús con sus discípulos, sino una experiencia muy especial en la que estos pueden entrever algo de la verdadera identidad de Jesús.
               También para nosotros es un relato de gran importancia, pues nos invita a despertar nuestra fe y nos recuerda que este Jesús que va por delante es el Hijo de Dios encarnado.
               Todo se debe a la iniciativa de Jesús. Es él que “toma consigo” a Pedro, Santiago y Juan, seguramente sus discípulos más queridos. Es él quien “los lleva a un monte alto”. Este pequeño grupo, reunido y conducido por Jesús a un monte alto, va a vivir, “a solas” con él, una experiencia muy especial. Así lo sugiere el evangelista, pues, para los hebreos, un “monte alto” es un lugar de encuentro con Dios. Las cumbres silenciosas de las montañas son el espacio sagrado en el que se puede captar mejor el misterio de Dios y escuchar su voz con más claridad.
               En ningún momento olvida Jesús a las gentes que quedan abajo, sufriendo en aquellas aldeas. Enseguida bajarán y seguirán curando y anunciando la Buena Noticia de Dios. Ahora se apartan por unas horas. Los discípulos van a vivir una experiencia que va a iluminar con luz nueva su adhesión a Jesús. Al bajar del monte lo seguirán con una fuerza y un amor más profundos. ¿No necesitamos nosotros vivir experiencias semejantes?
               De pronto, Jesús “se transfiguró ante ellos”. El evangelista dice que ocurrió “mientras oraba”. El rostro de Jesús cambió y “empezó a brillar como el sol”; “sus vestidos se volvieron blancos como la luz”, que, según la tradición bíblica, es el vestido de Dios. El narrador no sabe qué recursos emplear para expresar lo que están viviendo los discípulos. Aquel Jesús humilde, sencillo, cercano que se agacha para abrazar a los niños y se adelanta a tocar a los leprosos, se les descubre ahora transfigurado, lleno de luz y gloria divina. ¿Con quién están caminando por aquellas aldeas de Galilea?
               En esto ven a Moisés y Elías conversando con Jesús. Según las Escrituras, los 2 habían tenido el privilegio de subir la montaña (Sinaí = Horeb) para hablar con Dios y entrevé algo de su gloria. Tal vez Moisés representa a la ley y Elías a los profetas. Si es así, su conversación con Jesús sugieren que la ley y los profetas alcanzan su cumplimiento y plenitud en Jesús.
               Seducido por lo que está viviendo, Pedro interviene espontáneamente: “Señor, ¡qué bien estamos aquí”! Llama a Jesús “Señor”, con el mismo nombre con que los primeros cristianos designaban al Resucitado. Y luego expresa su alegría: es bueno vivir con Jesús experiencias que nos confirman en el seguimiento fiel a su persona.
               Pero, Pedro no ha entendido bien las cosas: quiere hacer 3 tiendas, “una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías”. Su primer error consiste en que quiere instalarse en la experiencia del monte; se olvida de la gente que los necesita; no desea volver a la vida cotidiana; no quiere bajar para seguir el camino que conduce hasta la cruz. Su segundo error es que coloca a Jesús en el mismo plano y el mismo nivel que Moisés y Elías: a cada uno su tienda. Jesús no ocupa todavía un lugar único y absoluto en su corazón.
               La voz de Dios lo va a corregir revelando la verdadera identidad de Jesús. Todavía está hablando Pedro cuando los cubre “una nube luminosa”. Así es Dios: un misterio que se nos revela y, al mismo tiempo, se nos oculta. Una presencia que envuelve nuestra vida con luces y sombras. Un misterio desde el que nos habla una voz que orienta nuestra vida hacia Jesús.
               Las palabras del Padre son claras: “Este es mi Hijo amado”, el que tiene su rostro transfigurado. No hemos de confundir este rostro con los de Moisés o Elías, que están apagados. “Escúchenlo sólo a él”. A nadie más. Él es el Hijo amado de Dios. Es nuestro Maestro, Profeta y Señor. Su voz es la única que hemos de escuchar. Los demás sólo nos han de llevar a Jesús.
               Los discípulos intuyen que Dios está allí y se dirige a ellos. Ante su Misterio sienten como nunca su pequeñez. “Caen de bruces”, aterrados de miedo”. Los invade el terror a lo sagrado, pero también el miedo a vivir en adelante escuchando sólo a Jesús. ¿Podrán vivir así algún día? La escena que describe el evangelista es insólita: los discípulos más íntimos de Jesús caídos por los suelos, llenos de miedo, sin atreverse a reaccionar ante la voz de Dios.
               El relato describe con todo detalle cómo cuida Jesús a sus discípulos. “Se acerca”, porque sabe que lo necesitan. “Les toca”, como toca a los enfermos y a los caídos para infundirles fuerza y confianza. Y les dice palabras llenas de comprensión y cariño: “Levántense. No tengan miedo”. Pónganse de pie y síganme sin temor. No tengan miedo a vivir escuchándome a mí.
               La conclusión encierra un mensaje iluminador. Animados por la cercanía de Jesús, los discípulos “levantan la vista” y ya “no ven a nadie más que a Jesús solo”. Han desaparecido Moisés y Elías. La ley, las instituciones, los oráculos proféticos ya no tienen otro objeto que dejarnos ver “a Jesús solo”. Él es el Hijo amado de Dios en el que llega a su plenitud la manifestación del amor del Padre. ¿Qué mayor regalo para un grupo de discípulos que abrir un día los ojos del corazón y ver “a Jesús solo” llenando toda nuestra vida con su palabra y su presencia?
               Sólo el rostro de Jesús irradia luz. Todos los demás profetas, maestros, teólogos y doctores tienen el rostro apagado. Sólo Jesús tiene la última Palabra. Escucharle a él hasta el fondo es un experiencia a veces dolorosa, pero siempre curadora y gratificante. Jesús no es el que habíamos imaginado desde nuestros esquemas, prejuicios o tópicos. Su misterio nos desborda. Su rostro adquiere cada vez más luz. Su vida, su muerte y su resurrección nos atraen cada vez más.
               Casi son darnos cuenta Jesús está transformando nuestras vidas. Nos arranca de seguridades muy queridas para atraernos hacia una vida más auténtica y gozosa. En él descubrimos a alguien que conoce la última verdad. Alguien que sabe por qué y para qué vivir. Alguien que nos enseña las claves para construir un mundo más justo y humano, y una Iglesia más fiel a su misión y más feliz. Él ha de ser siempre el centro de nuestro grupo.

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Me ha pasado algo parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de Mateo 17,1-8: “Escúchenlo sólo a él”.
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        Subida “a un monte alto”. Jesús deja la llanura, lugar de trabajo, elige sus discípulos más cercanos y sube con ellos. ¿Sabemos dejar nuestras tareas cotidiano para hacer un alto? ¿Sabemos reunirnos con nuestras amistades más cercanas para hablar de cosas esenciales?
-        Transfiguración de Jesús. No sabremos cuál fue la experiencia concreta de esta revelación de la intimidad de Jesús; pero sí ocurrió. ¿Qué pueden representar las presencias de Moisés y Elías? ¿Sabemos conectarnos con nuestro ser más profundo, como también comunicarlo a otros?
-        Intervención de Pedro. Pedro siente felicidad, pero no sabe cómo asegurársela. ¿Hay alguna experiencia fuerte que estamos recordando siempre? ¿Esta experiencia nos abre a nuevas experiencias o nos quedamos con ella sin más?
-        La voz de Dios. Los 3 discípulos se dan cuento que hicieron una experiencia particular de Dios -es el significado de la ‘nube’- y de su presencia en Jesús. ¿Algún acontecimiento recién nos reveló la presencia de Dios, algún llamado de él?
-        Miedo de los discípulos y actuación de Jesús. Jesús termina siendo sólo, es decir más grande que Moisés y Elías. ¿Cuál sería el sentido del miedo de los discípulos? ¿No nos da algo de miedo volver a encontrarnos radicalmente con Jesús?
-        “Levántense. No tengan miedo”. ¿Qué hace Jesús para que sus discípulos pierdan el miedo? Algún día, ¿alguien nos dijo estas mismas palabras? ¿Necesitamos ahora escuchar estas palabras?

2.      Apoyo del comentario del tema: “
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        ¿Por qué no nos satisface plenamente la práctica religiosa rutinaria?
-        ¿Estamos dando importancia y prioridad a nuestras reuniones y su preparación?
2.      Compromiso colectivo
-        ¿Hemos pensado en tomar algún momento más largo de retiro entre nosotros?
-        ¿Ha crecido nuestro conocimiento e interés por Jesús gracias a estas reuniones?
-        Para profundizar nuestro seguimiento de Jesús, ¿podemos limitarnos a los que hacemos en este grupo? ¿Qué más podemos hacer?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio. Nos disponemos a rezar.
-        Alguien vuelve a leer: “Tomó Jesús consigo a Pedro, a Juan y a su hermano Santiago, y los llevó a un monte alto a solas. Y se transfiguró delante de ellos”. Nos quedamos un rato en silencio.
-        Alguien lee la siguiente oración
Mirarte lentamente desde el corazón.
Mirarte lento y así algo se mueve en mi adentro.
Mirarte lento: no hay más. Todo está allí.
Pues ¿yo de mí, qué tengo?
Si tú no me concedes tu fuego, tu amor, tu aire, tu viento.
-        Alguien continúa leyendo: “Una nube luminosa los cubrió y una voz desde la nube decía: ‘Este es mi Hijo amado en quien me compadezco: ¡Escúchenlo”’.
-        Alguien lee la siguiente oración que repetimos frase por frase
Jesús, misterio de Dios encarnado,/
A veces nos quedamos sorprendidos/
Al descubrir lo cerca que tú te mantienes de nosotros./
Y nos dices a cada uno:/
“Abandónate en Dios con toda tu sencillez: tu poca fe te basta”./
Jesús, tú me conoces, conoces mi vida y mis entrañas./
Tú eres, a pesar de mis fallas,/
El Señor de mis alegrías y de mis penas./
Sosiégame y serena mi espíritu./
Llévame a las fuentes de aguas frescas./
-        Después de un poco de silencio, rezamos espontáneamente:
. Dando gracias por lo ‘bien que estamos aquí’…
. Pidiendo fuerza contra nuestras debilidades y miedos…

3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  8 :   “ ¡ Á B R E T E ! ”.


Motivación inicial
               Nos escuchamos unos a otros de 2 maneras: con el oído y con el corazón. Así debe ocurrir también con Jesús. Escucharlo no es solamente oír su palabra, conocer su vida, sino abrir nuestra mente y nuestro corazón para lograr una comunión más profunda y una entrega de todo nuestro ser. Pues, consciente e inconscientemente, somos “sordos” de sordera física y mental. Vamos a tocar nuestro corazón para que se abra también a una nueva intimidad con Jesús.


1ª parte: PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

A. UBICARME
Decirse cómo se siente al comenzar esta reunión.

B. ME DEJO INTERPELAR POR JESÚS
1.      Lectura de la Palabra de Dios. Marcos 7 31-37: La curación del sordomudo”.
2.      Acercamiento al texto de hoy y aplicación a mi persona
-        Situación de sordomudo. Antes de ser curado, el sordomudo no dice ni hace nada; son otros que lo llevan hacia Jesús. ¿Sé escuchar y hablar espontáneamente o más bien soy tímido y reservado?
-        La desgracia de la persona sordomuda. Las personas sordomudas caen en el aislamiento y la soledad; están cortadas de la comunicación y comunión con los demás. ¿Cómo voy a tomar conciencia de que he sido ‘sordo’ a las comunicaciones de Jesús conmigo y por lo mismo ‘mudo’ con él?
-        El trabajo curador de Jesús en 2 tiempos:
1. Miro las varias actitudes de Jesús con el sordomudo: ¿Qué gestos tiene con él?
2. Luego vuelvo a escuchar como un grito, una orden fuerte al sordomudo: ¿Cuál es este grito de Jesús?
¿Qué hizo Jesús conmigo para que decida integrar este grupo de amistad con él?
-        El cambio en el sordomudo. ¿Qué cambios con el sordomudo produce en él la curación de Jesús? ¿Qué cambios está produciendo en mí la integración en este grupo amigo de Jesús?
-        La admiración de la gente. ¿Cuál es la reacción de la gente por lo que ve hacer y decir por Jesús? ¿Me han hecho notar algunas personas los cambios que se están produciendo en mí?

Puedo hace un momento de oración.

C. LEO EL COMENTARIO: “Dejarnos trabajar por Jesús”.
               El evangelista Marcos sitúa el episodio a la orilla del lago de Galilea, en una región habitada mayoritariamente por paganos. Su objetivo no es sólo recoger los recuerdos que se conservan entre los seguidores de Jesús sobre la curación de un sordomudo. El relato sugiere algo más.
               Los profetas de Israel usaban con frecuencia la “ceguera” y la “sordera” como metáforas para hablar de la cerrazón del pueblo de Dios. A pesar de vivir su religión como una “alianza” estrecha con Dios, Israel es un pueblo que “tiene ojos, pero no ve” lo que Dios quiere hacer con él; “tiene oídos, pero no oye” lo que Dios le está diciendo. Por eso un profeta invita en nombre de Dios al pueblo con estas palabras: “Sordos, escuchen y oigan. Ciegos, miren y ven” (Isaías 42,18).
               En este marco, la curación del sordomudo narrado por Marcos sugiere que Jesús es capaz de “abrir los oídos” para que los sordos puedan escuchar y entender la Buena Nueva de Dios. Por eso mismo el relato se convierte en una llamada a abrirnos a Jesús para dejarnos trabajar por él. ¿No es eso lo que precisamente necesitamos?
               Según el relato, la situación del sordomudo es lamentable. Vive como ajeno a todo. No parece ser consciente de su estado. No hace nada para acercase a Jesús. nunca saldría por su propias fuerzas de su aislamiento. Por suerte para el enfermo, unos desconocidos se interesan por él y lo “llevan” a Jesús. Sólo les mueve un deseo: suplican a Jesús que “imponga las manos sobre él” para transmitirle su fuerza curadora.
               La desgracia del sordo consiste en que sólo se oye a sí mismo. No puede escuchar a sus familiares y vecinos. No puede conversar con sus amigos y amigas. Tampoco escucha las parábolas de Jesús ni entiende su mensaje. Vive aislado en su propia soledad. Su situación se agrava todavía más cuando, al no poder oír, se atrofia su capacidad de hablar. El sordo de nuestro relato apenas puede hablar de manera inteligible y clara. Así transcurre su vida: sin escucha el mensaje de los demás y sin poderles comunicar el suyo propio.
               Hay todavía algo más doloroso en la mentalidad de aquel pueblo tan religioso. La persona sorda no puede escuchar la Palabra de Dios que se proclama los sábados en las sinagogas ni el canto de los salmos en los atrios del templo. Y, en consecuencia, no puede transmitir a sus hijos el mensaje de la Alianza no bendecir y alabar a Dios con himnos y cánticos. Su vida dentro del pueblo de Dios es marginal. En los escritos de la comunidad de Qumrán se dice que “el no ve ni oye no sabe practicar la ley”.
               En cuanto Jesús oye la súplica que se le hace para curar a aquel hombre, actúa sin tardar. ¿Cómo no va a aliviar el sufrimiento de aquel enfermo? Lo toma consigo, lo aparta de la gente y se concentra sobre el sordomudo. No busca el sensacionalismo. Vive aquella curación como un recogido ante el Padre del cielo, que quiere lo mejor para sus hijos e hijas.
               El evangelista se detiene en describir con detalle a Jesús trabajando cuidadosamente al enfermo. Primeramente le introduce los dedos en los oídos para vencer las resistencias y eliminar los obstáculos que le impiden “escuchar”. Luego humedece con saliva aquella lengua paralizada para dar fluidez a su palabra.
               No es una curación fácil. Los dedos de Jesús están actuando. Su saliva que según la creencia popular es como “aliento condensado” y tiene virtud curadora, está estimulando la lengua enferma. Pero, al parecer, el sordomudo no colabora y sigue encerrado en sí mismo. Jesús hace un último esfuerzo. “Levanta los ojos al cielo”, buscando que su Padre se asocie a su trabajo y luego, respirando profundamente, le grita al enfermo la primera palabra que ha de escuchar en su mundo cerrado de “sordo”: “¡Ábrete!”.
               El sordo sale de su aislamiento. Se deja trabajar por Jesús. Y en el momento en que el enfermo y Jesús se funden en una misma fe y se abren a la acción de Dios, amigo de la vida, la curación se hace realidad. Por primera vez, aquel pobre enfermo empieza a conocer lo que es vivir escuchando a los demás y conversando abiertamente con todos. Ha escuchado la orden de Jesús, se ha abierto y ahora es capaz de vivir escuchando su Buena Noticia y comunicándola a otros. ¿No es esta la experiencia que necesitamos vivir nosotros?
               La gente queda sorprendida y admirada. Y aunque Jesús insiste en que no lo pregonen, ellos proclamaban: “Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Jesús les recuerda a Dios que, según el libro del Génesis, después de crear la vida, vio todo lo que había hecho y todo era bueno” (1,31). Así es Jesús. Va haciendo el bien.
               Hemos de dejarnos trabajar por él para ser sus discípulos y seguidores. Si vivimos sordos a su mensaje, si no entendemos bien su proyecto ni captamos su amor a los que sufren, no escucharemos la vida como la escucha él ni llegará a nosotros el clamor de los que sufren como llegaba hasta el fondo de su corazón. Pero entonces no seremos capaces de anunciar su Buena Noticia, pues deformaremos su mensaje. No hemos de olvidarlo en nuestro recorrido. Si nos mantenemos “sordos” a las palabras de Jesús, seremos como “tartamudos” al anunciar su Buena Noticia. A muchos se les hará difícil entender nuestro “evangelio”.
               Al parecer, en algunas comunidades cristianas se leía e interpretaba la vida y actuación de Jesús a la luz de las promesas recogidas en el libro de Isaías. En una de sus páginas podemos leer estas palabras: “Ánimo, no teman; miren a su Dios… viene en persona a salvarlos… los oídos de los sordos se abrirán… la lengua del mudo cantará” (35,4-6). Esta salvación nos ha llegado en Jesús. ¿La podremos experimentar en este grupo? ¿La podremos conocer en la Iglesia de Jesús? ¿La anunciaremos en la sociedad actual?

               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.

D. INTERIORIZO ESTA REFLEXIÓN
Después contestar las siguientes preguntas, se puede escribir algunas notas para una mejor comunicación con el grupo.
-        ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de toda esta reflexión?
-        ¿Me ha pasado algo parecido al episodio evangélico? (Se comunicará algo de este punto al comenzar la reunión entre todas/os).
-        ¿Qué punto del comentario me ha llamado más la atención? (También se comunicará este punto en la reunión).
-        ¿A qué me siento llamado?
-        ¿Qué oración espontanea puedo hacer? O simplemente un momento de silencio.
-        ¿Qué signo o símbolo podría relacionarse con esta reflexión de hoy? (Bien se lo podrá llevar a la reunión).


2ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

A. SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

B. ‘VER’: DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
El animador invita a los presentes a:
-        Decir cómo se siente cada uno. ¿Ha provocado la última reunión un cambio personal o algún compromiso?
-        Comuniquemos alguna experiencia parecida al tema que se va a compartir.

C. ‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA. Lectura de Marcos 7 31-37: La curación del sordomudo”.
1.      Comentarios sobre la lectura y aplicación a nosotras/os
-        Situación de sordomudo. Antes de ser curado, el sordomudo no dice ni hace nada; son otros que lo llevan hacia Jesús. ¿Sabemos escuchar y hablar espontáneamente o más bien somos tímidos y reservados?
-        La desgracia de la persona sordomuda. Las personas sordomudas caen en el aislamiento y la soledad; están cortadas de la comunicación y comunión con los demás. ¿En qué aspectos tomamos conciencia de que hemos sido ‘sordo’ a las comunicaciones de Jesús con nosotros y por lo mismo ‘mudos’ con él y con los demás?
-        El trabajo curador de Jesús en 2 tiempos:
1. Miremos las varias actitudes de Jesús con el sordomudo: ¿Qué gestos tiene con él?
2. Luego volvamos a escuchar como un grito, la orden fuerte al sordomudo: ¿Cuál es este grito de Jesús?
¿Qué hizo Jesús conmigo para que decidamos integrar este grupo de amistad con él?
-        El cambio en el sordomudo. ¿Qué cambios con el sordomudo produce en él la curación de Jesús? ¿Qué cambios está produciendo en nosotros la integración en este grupo de amigos?
-        La admiración de la gente. ¿Cuál es la reacción de la gente por lo que ve hacer y decir por Jesús? ¿Me han hecho notar algunas personas los cambios que se están produciendo en nosotros?

2.      Apoyo del comentario del tema: “Dejarnos trabajar por Jesús”.
¿Qué punto más llamativo del comentario queremos compartir?

D. ‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
1.      Conversión personal
-        Dejar la sodera: ¿Nos estamos dando cuenta en este momento de nuestra cerrazón a la presencia y al mensaje de Jesús? ¿Qué era lo que nos impedía -y tal vez nos sigue impidiendo- escuchar y entender a Jesús?
-        Dejar la tartamudez: Si comunico mi fe y mi experiencia de Jesús, ¿soy -y seré- discípulo de Jesús? ¿Dónde están mis mayores resistencias?
2.      Compromiso colectivo
-        ¿Quiénes de entre nosotros hablan muy poco en el grupo? ¿Nos pueden decir por qué motivos? ¿Cómo nos podemos ayudar en este grupo a dejarnos trabajar y curar por Jesús?
-        De ahora en adelante, ¿a qué situaciones vamos a dejar de ser “sordomudos”? ¿Quiénes pueden estar esperando de nosotros una comunicación de lo que estamos descubriendo?
-        ¿Cómo podemos ser un grupo “abierto” a lo que dice y hace Jesús tanto en los evangelios como en la realidad de hoy?

E. ORACIÓN-CELEBRACIÓN COMUNITARIA.
1.      Se coloca en la mesa los símbolos traídos por cada una/o y se explica su significado.
2.      Sugerencias para la oración
-        Momento de silencio. Nos disponemos a rezar.
Alguien vuelve a leer las palabras de la gente: “Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Apliquémoslo a nosotros mismos. Demos gracias por “lo bueno” que Jesús está haciendo en nosotros.
Jesús nos dice fuertemente también a nosotros: “¡Ábrete!”. Hagamos alguna oración de petición para que nos abramos a Jesús, al Espíritu, a los demás.
-        Repetimos frase por frase
Estás cerca, Señor, está siempre conmigo./
Me estás esperando para que poco a poco me entere./
Respetas mi libertad y caminas junto a mí./
Sostienes mi vida para que no me detengas./
Me ayudas a conocerme,/
Me hablas como a un hijo,/
Me animas a ser yo mismo/
Y no te hago caso./
Me amas con ternura y quieres lo mejor para mí./
Me ofreces todo lo tuyo y ahora te lo agradezco./

3.      Padrenuestro. Abrazo de paz.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.