sábado, 11 de mayo de 2019

Seguir a Jesús a la manera de monseñor Leonidas Proaño


PROAÑO  Y  ÉTICA  DEL  LIDERAZGO  SOCIAL

Riobamba, Pedro Pierre. Enero de 2019.


Buenas noches amigas y compañeras de camino.
Buenas noches amigos y compañeros de camino.
Gracias por su invitación, su presencia, su amistad y sus luchas.

Voy a desmenuzar el significado y el mensaje de la temática que se me pidió exponer, palabra por palabra: “Proaño y ética del liderazgo social” para comprender lo que significa celebrar un aniversario más del nacimiento de nuestro querido Proaño.

PRIMERO PROAÑO: ¡INMENSO, PROAÑO!
Proaño hace parte de estos personajes que, más pasa el tiempo, más aparecen en su verdadera dimensión: inmenso como el Chimborazo. Proaño no es sólo el orgullo de Riobamba o el Ecuador, es el orgullo de la Iglesia de los Pobres y de los Pueblos de los Pobres, de los Indígenas en particular. Cuando pienso en él, recuerdo lo que dice el libro de la Biblia llamado ‘Sirácide’, capítulo 44, donde hace un elogio de los antepasados:
“Hagamos ahora el elogio de los hombres ilustres, hagamos una reseña de nuestros antepasados. El Señor les dio una bella gloria, que es una parte de su gloria eterna. Unos fueron soberanos en sus reinos, hombres famosos por su energía; otros sobresalieron por sus sabias decisiones, hablaron como profetas. Otros guiaron al pueblo con sus consejos, le enseñaron con sus palabras llenas de sabiduría. Otros cultivaron la música, la poesía y la prosa. Otros fueron hombres ricos, personajes poderosos que vivieron en paz en sus dominios. Todos tuvieron fama en su vida y fueron un motivo de orgullo para sus contemporáneos. Si bien ellos dejaron un nombre, y todavía se repiten sus alabanzas, otros cayeron en el olvido, desaparecieron como si no hubieran existido, y lo mismo ocurrió con sus descendientes. Pero hablemos de los hombres de bien cuyas buenas obras no se han olvidado. Sus descendientes han heredado ese hermoso legado, su raza se mantiene fiel a la Alianza, sus hijos siguen su ejemplo. Su raza durará para siempre, su gloria no desaparecerá. Sus cuerpos fueron enterrados en la paz, pero su nombre está vivo por todas las generaciones. Los pueblos cuentan su sabiduría y la asamblea proclama su alabanza.” Sirácide o Eclesiástico, capítulo 44).
Por estas razones que evoca la Biblia, Proaño no es sólo un líder religioso como profeta de la Iglesia de los Pobres, sino un líder social porque muestra el camino y la manera de ser líder de un grupo, una familia, una comunidad, un sindicato, un partido político, un país.

PASEMOS A LA ÉTICA
La ética es la manera de comportarse con los demás, la naturaleza, Dios. Cada uno actuamos según normas conscientes o inconscientes. En relación con Proaño, veo 3 normas que lo guiaban:
-          La solidaridad con las víctimas,
-          La unión de la fe con la vida y
-          El protagonismo de los pobres organizados.

1.       “Taita, era tiempo que vinieras”
-          Conocemos esta frase que le dijo un Indígena cuando, al llegar a su diócesis de Chimborazo, se dedicó a visitar todas las parroquias y comunidades de la provincia.
-          Al ejemplo de Jesús, Proaño hizo la opción por los pobres, porque los pobres son las víctimas inocentes de la injusticia, son los ‘empobrecidos’ tal como los llamaron los obispos en su reunión latinoamericana de Medellín en 1968. Empobrecidos por los patronos, empobrecidos por estructuras de explotación, empobrecidos por el sistema capitalista o neoliberal tal como está pasando ahora en nuestro país.
-          La opción por los pobres no consiste en hacer visitas a los sectores pobres o a las comunidades más alejadas, como turistas de la caridad u ONGs paternalistas, porque, de ser así, se hunde un poco más a los pobres con esta clase de caridad engañosa.
-          Tampoco consiste la opción por los pobres sólo en vivir pobres entre los pobres, habitar entre ellos si uno no se despoja de su cabeza de intelectual de escritorio o de clérigo que lo sabe todo. Proaño decía que su “universidad era la convivencia con los pobres” que encontraba en cualquier lugar. Y sabemos dónde vivía, fuera de la ciudad. ¡Ojalá los seminaristas que viven en Santa Cruz se acuerdan de los 2 pequeños cuartitos desaparecidos donde vivió Proaño, para que “no se olviden, como lo dijo el papa Francisco en Quito, de dónde vienen” y para qué serán sacerdotes!
-          Cuando Proaño regresó de la 3ª reunión episcopal latinoamericana en Puebla, México, en mayo de 1979, no reveló cuál era la verdadera opción por los pobres. Yo tuve la gracia de estar allí, los primero días de junio en la 1ª reunión nacional de las Comunidades Eclesiales de Base. Nos dijo Proaño: “La opción por los pobres consiste en hace nuestras las causas de los pobres. La opción por los pobres no es facultativa. Es la obligación de todo cristiano”. Nos decía también que “la opción por los pobres es necesariamente una opción contra la miseria, porque esa fue la opción de Jesús de Nazaret: Jesús se encarnó en la vida, los sufrimientos, las esperanzas, las luchas de los pobres de su tiempo, para sacarlos de todo los que les destruía”. Hoy optar por los pobres es asumir sus causas, sus luchas, sus opciones: es aprender a pensar y a creer como ellos, a actuar y luchar con ellos y a la manera de ellos. ‘Ellos’, es decir, los pobres organizados, conscientes, valientes, no los pobres individualistas, desorganizados, consumistas, sin identidad… Por eso Proaño decía: “Amo lo que tengo de indio”. Su fe era la fe de los pobres; por eso escribió “Creo en el hombre y en la comunidad’. Su pasión era la defensa y la promoción de la causa de los pobres, en particular de los Indígenas, porque, aunque mestizo, se reconocía de su raza.
Eso era la ética de Proaño: la solidaridad con las víctimas. A ver cómo, en este tiempo de campaña electoral, sabemos discernir en los candidatos a alcalde y prefectos y en los líderes sociales que nos orientan, gentes que han hecho y hacen suyas las causas de los pobres, defienden sus causas, promueven sus proyectos, con ellos, desde ellos, según ellos.

2.       Segundo criterio de Proaño: Unir fe y vida.
Proaño se formó con la espiritualidad de la JOC, Juventud Obrera Cristiana, en Ibarra, su tierra natal, formando comunidades juveniles. La característica de esta espiritualidad es la relación contante de la fe con la vida. Esa era la espiritualidad de Jesús: con él Dios ‘plantó su tienda’ en medio de nosotros. Por eso Proaño nos invitaba a “caminar con los 2 pies: el pie de la fe y el pie de la organización popular”. Allí están las 2 características del cristiano: la comunidad cristiana y la organización popular. Un bautizado tiene que tener una comunidad cristiana con la que se reúne regularmente para discernir las llamadas que Dios le hace en la vida cotidiana, a la luz de la Palabra de Dios para tomar compromisos. Estos compromisos llevan a la organización para enfrentar las dificultades personales y sociales. Un bautizado que se limita a rezar e ir a misa definitivamente no es cristiano, no es discípulo de Jesús: tal vez sea muy religioso, pero no es cristiano.
Proaño había descubierto la prioridad del Reino porque había descubierto que Jesús vino para el Reino: esa fue su misión. Por eso la Iglesia toda está al servicio del Reino. El papa Pablo 6° lo decía en 1975 y lo repite el papa Francisco: “El Reino es lo único absoluto; el resto es relativo”. Lo ‘religioso’ sirve si contribuye a la construcción del Reino. Es lo que descubrí cuando llegué aquí en Ecuador en 1976. Fui a Santa Cruz y vi escrito en la pared como objetivo de la diócesis: “Ser un Iglesia que construye el Reino desde los pobres”. La fe de Proaño era su pasión por el Reino mediante la liberación de los pobres. Por eso fomentó la organización de los pobres tanto en la Iglesia como en la sociedad.

3.       Tercer criterio de Proaño: El Reino nace de la organización y del protagonismo de los pobres.
Proaño fue a la vez un líder religioso y un líder social. Nos decía que la misión de la Iglesia es la organización de los cristianos en comunidades que luego se organicen en comités, sindicatos, organizaciones populares. No es que los curas vamos a organizar a los pobres, a los indígenas para que defiendan sus derechos y tengan una vida digna. Se trata de animar a los mismos pobres, los mismos indígenas para que se organicen para una vida digna, para una Iglesia de los pobres y una Iglesia indígena, para una sociedad diferente. “Vislumbro, decía Proaño, que la organización indígena es una alternativa de sociedad tanto en lo económico como en lo político”. Por eso ayudó a los indígenas de Chimborazo a despertar, valorarse, expresar su cosmovisión, motivarlos para tener su propia organización afín de incidir en las estructuras sociales, políticas y económicas del país. Proaño participó de sus luchas, a veces encabezando sus manifestaciones. ¿Cuándo veremos nuevamente obispos encabezando las luchas y manifestaciones de los pobres para cambiar el maldito neoliberalismo que nos gobierna?
De esta solidaridad nace el Movimiento Indígena del Chimborazo, luego la ECUARUNARI, el movimiento indígena de toda la Sierra, y luego en 1986 la CONAIE: Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador con los Indígenas, uniéndose los de la Costa y de la Amazonía.
Para que los pobres y los Indígenas sean los protagonistas de una vida mejor, para que puedan organizarse, Proaño, en un primer tiempo, luchó incansablemente por la Reforma Agraria, llorando las muertes de Lázaro Condo y Cristobal Pajuña. Y, en un segunda tiempo vendió las haciendas de la diócesis, a pesar de las críticas de cuántos obispos y sacerdotes escandalizados porque habían hecho la opción por los gamonales, los hacendados y los ricos.
También habría que hablar de la solidaridad de Proaño con las luchas de liberación de los pueblos centroamericanos, de su solidaridad con monseñor Oscar Romero de El Salvador…
Proaño es un modelo deslumbrante de líder eclesial y social, por eso en toda América Latina y en Europa se lo conoce como “el profeta de la Iglesia de los pobres” y “el obispo de los Indios”… y ¡cuántos libros se han escrito y se siguen escribiendo sobre su figura continental e intercontinental!

EL LIDERAZGO SOCIAL
                El liderazgo social es la misión de todos nosotros, sacerdotes y obispos, católicos y evangélicos, indígenas u mestizos, blancos y negros. Proaño nos lo exige. Por eso estamos aquí celebramos un año más de su natalicio, porque celebrar es alegrarnos y comprometernos a seguir la huellas de aquel que nos enseñó el camino. No se trata de sólo alabar a Proaño; se trata, bajo su inspiración, de inventar las acciones oportunas, necesarias y urgentes para continuar su labor tanto en la Iglesia como en la sociedad.
Pienso no equivocarme en decir que en Ecuador todos los dirigentes sociales que luchan por la liberación de los pobres y de los Indígenas se reclaman de Proaño. Hay que ver las fotos de Proaño en sus oficinas, sus camisetas, sus manifestaciones. Proaño es el orgullo de los pobres, el orgullo de los Indígenas, el orgullo de los curas que seguimos sus pasos. Lo compruebo cuando voy en Francia y en otros países de América Latina. “¿De dónde viene?”, me preguntan. “De Ecuador”. - “¡Ah Ecuador: Proaño, no!” Sí, Proaño simplemente, el gran Proaño.
                Proaño hace parte de esos antepasados que no mueren ni pasan de moda. ¡Cuántos jerarcas y cuántas autoridades han pasado y siguen pasando sin dejar huellas, como que si no hubieran existido jamás! ¡Y cuántos traicionan a Proaño o lo desean ver muerto para siempre, por fin! ¡Dejen de nombrar a Proaño, estamos en otros tiempos! Proaño es demasiado grande para que desaparezca. ¿Desaparecerá el Chimborazo? No, es cierto. Tampoco desaparecerá Proaño, porque no han desaparecido los pobres, siguen esclavos los trabajadores y los peones, aumentan y emigran los desempleados, desesperan muchos jóvenes, se destruye la naturaleza, se paganizan las Iglesias.
                Con Proaño los cristianos, tenemos un modelo de líder eclesial. En Proaño los pobres tienen un modelo de liderazgo social. En nombre de Proaño, Ecuador debe sustituir el modelo neoliberal que nos gobierna: eso no es de Dios, no es dignidad, no es libertad; es la negación de la vida y del Reino. ¿Quiénes van a tener este discurso en la campaña electoral que se avecina? La civilización del Bien vivir es la meta que hay que comenzar o continuar a vivir en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras Iglesias, en nuestro Ecuador. En nombre de la ética cristiana y social que nos enseñó Proaño.
                ¡Quiera Dios que así sea, con la bendición de Proaño!


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